Bosques y montañas en Bosnia y Herzegovina

Despertamos temprano en Dubrovnik; Juan se fue él solo más temprano todavía para ver la ciudad con menos gente. Este truco suele funcionar hasta en las ciudades más concurridas. El mejor momento para unas buenas fotografías sin riadas de turistas suele ser entre las 6:00 y las 7:30 de la mañana.

Después de pasear un buen rato por la mañana, nos pusimos a hacer cola a pleno sol para subir al teleférico que te lleva hasta un mirador de la ciudad. Los taxistas se amontonaban en la cola para captar clientes convenciéndoles de que era más barato subir varios en un taxi que pagar tres entradas al teleférico. Tras preguntarles por el estado de la carretera, nos confirmaron que estaba en perfectas condiciones, pero cuando entendieron que teníamos nuestro propio vehículo, nos dijeron que era peligrosísima, que solo ellos sabían conducir por ahí… Como nos sonó a cuento, decidimos ir a por el coche e ir directamente hasta el punto en el que termina el teleférico poniendo el GPS para ubicarnos, y aunque la pendiente era bastante elevada y las curvas muy cerradas, llegamos perfectamente hasta el mirador y nos hicimos unas bonitas fotos desde lo alto a la vez que despedimos a esta hermosa ciudad.

Emprendimos entonces camino hacia Sarajevo (Bosnia y Herzegovina), previa parada en Trebinje. Esta ciudad está situada al sur de Heregovina, dentro de lo que se denominó República Srpska, es decir “República Serbia”, dentro de Bosnia. Esto es parte del extraño mapa del país que quedó después de la firma de los acuerdos de Dayton que acabaron con el conflicto balcánico en 1995 y donde Bosnia fue la más perjudicada de toda la antigua Yugoslavia.

La zona vieja de Trebinje es muy bonita, con calles fortificadas peatonales que recorren entre mezquitas e iglesias. La parte más bonita es la vista que da al río, con un puente precioso y varios sauces en sus orillas. En la parte alta de la ciudad se encuentra la iglesia ortodoxa de Hercegovačka Gračanica, la cual es una copia a una que existe en Kosovo (melancolías serbias). Desde lo alto se distingue el centro de la ciudad y el río Trebišnjica atravesado por el puente Arslanagića, construido en 1574; una joya otomana que sigue en pie. El mismo constructor de este puente fue el que hizo el de Višegrad sobre el Drina (que da nombre a la famosa obra del nobel de literatura Ivo Andric). En Trebinje nos comimos un kebab, nos hicimos una fotografía en la puerta de una de las películas más famosas de bosnia (que no he visto), disfrutamos de las calles y después salimos para continuar camino hacia la capital del país.

Las carreteras serpentean entre las montañas de Zelengora, dentro del Parque Nacional Sutjeska. Este parque es el más antiguo del país, y en él se encuentran parte de los últimos bosques primarios del continente. Hayas y pinos te acompañan todo el camino al igual que lo hace el río que da nombre al parque. Un lugar precioso que además es histórico, pues aquí sucedió la victoria de los partisanos yugoslavos sobre las fuerzas de ocupación alemanas durante la segunda guerra mundial. Algunos monumentos conmemoran esta victoria. Sin embargo cruzamos el lugar con poca información y no hicimos las paradas que se merecía este sitio.

Atardeciendo llegamos a Sarajevo, donde el anfitrión del Air B&B nos atendió de una manera excelente y culturalmente distinta a lo que habíamos visto en otros países de la región. Se notaba la cultura musulmana en la forma de tratar, tocar y hablar. Estábamos en la Jerusalén de Europa, en la ciudad del encuentro de culturas, en el lugar que fue sitiado durante 1425 días, soportando fríos inviernos y falta de acceso a cualquier tipo de recurso. Con los ojos bien abiertos salimos a pasear por Sarajevo hasta que se hizo de noche y cenamos con un buen vino del país. La primera aproximación nocturna nos mostró una ciudad cosmopolita, moderna y absolutamente preciosa. Al día siguiente nos esperaba un tour histórico sobre la ciudad.

Fotografía de Gervasio Sánchez de la biblioteca en pleno conflicto
La biblioteca a día de hoy. No obstante, las miles de obras que se quemaron, nunca podrán ser restauradas.

Fecha: 14-28 de septiembre de 2018

Lugar: Zagreb (CRO) – Novi Sad (SRB) – Belgrado (SRB) – Studenica (SRB)- Novi Pazar (SRB) – Pec (KV)- Cañon Rugova (KV) – Visoki Decani Monasteri (KOS) – Dranoc (KOS) – Dakovica (KOS) – Prizren (KOS) – Ohrid (MKD) – Monasterio Sant Naum (MKD) – Berat (ALB) – Castillo de Kruje (ALB) – Shkoder (ALB)- Castillo Rozafa (AL) – Skadarsko Jezero (MNE) – Sveti Stefan (MNE) – Budva (MNE) – Kotor (MNE) – Perast (MNE) – Herceg Novi (CRO) – Dubrovnik (CRO) – Trebinj (BIH) – Sarajevo (BIH) – Konjic (BIH) – Mostar (BIH) – Pocitelj (BIH) – Split (CRO) – Krka National Park (CRO) – Zadar (CRO) – Pula (CRO) – Rovinj (CRO) – Piran (SLO) – Skocjan Cave (SLO) – Castillo Predjamski (SLO) – Orehek (SLO) – Liubliana (SLO) – Plitvice National Park (SLO) – Zagreb (CRO)

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