Cuando escuchaba hablar sobre las fuentes del Nilo nunca imaginé que habría tantos lugares a los que referirse. Si en Uganda tuviésemos que juntar todos los rótulos indicativos hacia “Nile source”, podríamos alcanzar el sol y volver. Bueno, tuvimos que decidir a cuál de ellas ir a tomarnos la foto, y en esta ocasión decidimos ir hacia Murchison Falls National Park con un Rav4 alquilado,
De camino nos desviamos hacia el Lago Kyoga para echarle un vistazo y conocer las partes menos turísticas de Uganda, que básicamente se resume en carreteras polvorientas y casitas de ladrillo a los lados, en bastante mejores condiciones aparentes que Mozambique. Desde allí seguimos hacia el norte hasta llegar a Kaniyo Pabidi Forest, reserva dentro del Bosque Budongo, el bosque de cedro más grande del Este de África donde se encuentra un hotel gestionado por el instituto Jane Goodall, donde pudimos descubrir que huele a heces, y no solo a heces de mono… Este lugar es perfecto para relajarse y hacer avistamiento de chimpancés; sin embargo, veríamos los chimpancés en otro lugar más adelante.
Desde aquí condujimos hasta el Parque Nacional Murchison Falls, donde la frase “hemos cumplido el cupo de safaris para muchos años” fue repetida en diversas ocasiones. Prácticamente no vimos animales interesantes y para colmo pinchamos una rueda, como es habitual, en lugares de hierbas amarillentas altas, donde uno no puede estar tranquilo haciendo el cambio de neumático. A la vuelta subimos hasta la cascada Murchison, donde “nace el Nilo”. Muy bonita y rugiente.
Al día siguiente bastante temprano partimos hacia Fort Portal atravesando las carreteras más polvorientas que he transitado en mi vida. Los camiones venían lanzados por medio del camino perdiendo el control y dando culetazos entre una nube de polvo que atemorizaba a nuestro pequeño carrito y al conductor que estuviese a sus mandos, teniéndonos que echar al lado y salirnos de la carretera en diversas ocasiones. Ah, por cierto, sobrevivimos!
Desde allí nos dirigimos al Parque Nacional Kibale Forest, donde sí buscamos a los chimpancés. Una experiencia interesante. No tan intensa como la de los gorilas en cuanto a naturaleza y esfuerzo se refiere, pero sí algo estresante. Estos animales son bastante móviles y no tan tranquilos como sus hermanos mayores. Después de un ratito caminando, escuchamos en lo alto de un árbol a un miembro del grupo (que puede ser de más de 100 individuos) gritando y avisando de que allí había frutas para todos. Decidimos sentarnos abajo y poco a poco fueron apareciendo incontables chimpancés que se subían al árbol. Fotografiarlos fue muy difícil, pues las condiciones de luz eran muy pobres y el movimiento muy ágil, por lo que las humildes fotos que puedo enseñar serán solo para tener una idea de aquello. Además asustan un poco, porque chillan, corren, golpean el suelo y no se asustan con tu presencia, demostrando su fuerza quebrando ramas a tu frente o lanzándolas al aire. Una experiencia inolvidable.
Al día siguiente paseamos medio perdidos entre una serie de lagunas de bonitos colores que se observan desde lo alto de las montañas, y donde otrora debió existir algún turismo. Ahora las instalaciones de los resorts y los accesos están completamente echados a perder, una lástima, porque son lugares bonitos para quedarse un par de días aislado del mundo.
Pero que bien te lo montas colega! Yo de mayor quiero ser como tu!
Menos mal que las fotos de chimpancés son reguleras…… Envidiaca!
Muy guay la vaca con maxi cuernos y mucho miedo con los camiones que os sacaban de la carretera