Sewell y las minas de cobre

Ayer fuimos a Sewell, un campamento minero abandonado cerca de Rancagua, al sur de Santiago. Es patrimonio de la humanidad desde el 2006. Yo pensaba que iba a ser el típico pueblo abandonado que te imaginas con todo desmantelado, cristales rotos, etc… pero claro, no caí en eso de que era patrimonio de la humanidad, y lo tienen todo bien pintadito y con las puertas de los edificios cerradas. Aún así, y aunque no pudiésemos saquear… fue una bonita experiencia conocer este bonito pueblo en la ladera de la montaña.

Frente a él se encuentra la mina de cobre más grande del mundo, a la que accedimos. Nos pusieron el traje de minero, con casco, con luz, con botas, y todo el equipamiento básico y no tan básico (hasta máscara, tapones y gafas). Yo pensaba que nos tendríamos que arrastrar por el suelo como en las minas de Potosí, pero ni mucho menos, en esta mina el autobús entra hasta dentro, hay compuertas mecanizadas, luz eléctica y mil máquinas que funcionan con programas de ordenador. Algo impresionante, pero nada que ver con las de Potosí, que están atrapadas en el tiempo desde hace varios cientos de años.

Todo el traje sobraba en esta mina.

3 Comentarios Agrega el tuyo

  1. teresita dice:

    la modernidad llega a todas partes y pasa por colar autobuses y poner puertas mecanicas a las minas..lo siguiente..mandar mineros para explotar marte!

    nada como tu alcohol de 96º y que los mineros pasen penurias..

    ¿las minas de cobre tambien regalan papeletas para silicosis?

    sigue viajando

    iwiisi

  2. ordago13 dice:

    asi que grandes los radiohead¡¡¡

    y a mi que me encantan y aun no los pude ver¡¡

    mi ultimo bolo decente fue ver a goran bregovic con su orquesta de bodas y funerales en el circo price. pero hubiera firmado ver radiohead donde fuera

  3. Antonio Torres Román dice:

    La novela “Sewell, amor, cobre y escaleras” actualmente en preventa, será lanzada al mercado el 27 de junio del corriente año por Avant Editorial de Barcelona. Novela de mi autoría, que guarda en sus páginas situaciones vividas en el transcurso de mi existencia en lo que fue el principal campamento de “El Teniente” la mina de cobre subterránea más grande del mundo. Campamento que con el correr del tiempo llego a transformarse en una verdadera ciudad de mas de quince mil habitantes. De ese espacio de mi vida en los que llegue a conocer la sacrificada vida del minero, conservo recuerdos de grandes amistades como también anécdotas e historias, tratando de trasladar algunas de ellas a través de los personajes de esta novela.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *