El jueves y el viernes se realizaron unas jornadas sobre cambio climático en Siguatepeque, Honduras, y para allá que me llevaron en un microbusito, porque me tocó hacer una presentación en el evento. Pasamos dos días muy entretenidos, ya que, además de lo interesante del acto, por las noches siempre caían unos flor de caña para fomentar la plática y amistad entre los participantes. Tanto fue así, que decidí quedarme hasta el domingo, visitando una pequeña ciudad colonial llamada Comayagua junto con mis compañeras de Progressio Honduras.
El sábado en la mañana teníamos idea de subir al parque nacional Montaña de Comayagua, pero se nos escapó el bus y ya no había modo de ir y volver en el mismo día. Finalmente y leyendo la guía, descubrimos que en los alrededores había bastantes balnearios, y agarramos un taxi para que nos llevase a uno de ellos. Cual fue nuestra sorpresa al llegar, que a lo que llaman “balnearios” en realidad son unos “aquópolis” horteras, pero ni modo… ya estábamos allí, así que nos dimos un chapuzón y almorzamos tranquilamente. Después, para Tegucigalpa, donde a las 5:30 de la mañana me esperó el bus de regreso para mi San Salvador querido.
En cada país hay tanto pero tanto que conocer…
Considero que no es justo juzgar el tipo de vida y costumbres de los demás países, que para vos no sean balnearios no significa que tengas que ofender, seguro vos andabas escaso de recursos económicos por qué Honduras tiene muchas cosas buenísimas y al igual que todos los países cosas feas como el tuyo por ejemplo que tiene lugares tan pero tan horribles que dan ganas de no volver jamás y al igual que Honduras también tiene lugares bellos, ten más cuidado cuando te expresas de algo.
Disculpe si le ofendí, señor Anónimo. Todos los paises tienen cosas feas (y la fealdad es relativa) y considero que al igual que las lindas, no hay que obviarlas. Ni mucho menos descalifico toda Honduras, que por lo que conozco es un país maravilloso.