Quito tiene, al igual que Santiago de Chile y otras tantas ciudades americanas, una forma muy sencilla para orientarse. Cuando recién llegas a estos lugares y hablando por teléfono te dicen “camina hacia el norte” o “gira hacia el este”, piensas que la gente tiene una brújula interna, un conocimiento ancestral heredado tras generaciones que les permite orientarse como aves migratorias.
Falso. En estos lugares, lo que ocurre es que hay un punto de referencia alto que se puede ver estés donde estés. Este es el caso del volcán Pichincha en Quito, que sirve para orientarse a una ciudad entera y que además da nombre a la provincia.
En fin, lo que quería contar es que existe un teleférico que te sube hasta lo alto de su loma, ofreciéndote así un lindo paseo por los páramos que lo cubren y una preciosa vista de la ciudad en miniatura. Es complicado encontrarlo despejado, pero desde lo alto, por lo visto, se pueden apreciar gran cantidad de volcanes y cerros. Nosotros, por supuesto, tuvimos día nublado.