Siempre me han gustado las montañas, el fresquito a su alrededor y abrumarme con sus altos picos nevados. Por eso, cuando escuché hablar de las montañas de Rwenzori, decidí que tenía, al menos, que ver ese pico alto. En el Parque Nacional Rwenzori Mountains, se encuentra el tercer pico más alto de África; el Margarita, de 5.109 metros sobre el nivel del mar, sobresaliendo entre una serie de picos situados en lo que se llama “Monte Stanley”.
Estuvimos averiguando la manera de dar una vuelta por el parque, sin la intención de subirnos a la cima, por supuesto, pero sí con la idea de dar un paseo de un par de días acampando. Pero cuál fue nuestra ingrata sorpresa al descubrir que se trata de uno de los parques más caros de Uganda, y se nos iba de presupuesto gastar 500 euros por pasear un par de días por el campo.
Investigando y preguntando, encontramos un hostal comunitario muy cercano a la entrada al parque, donde ofertaban paseítos entretenidos por los alrededores. Todo pintaba bien y allí nos hospedamos, no obstante, el concepto de “paseítos entretenidos” que tenemos los blancos es bastante diferente al que tienen los habitantes de esta región. El plan era subir a uno de los cerros cercanos desde el cual se podía ver el Monte Stanley con todos sus picos; para ello, salimos a las 4:30 de la mañana con la expectativa de que el sol no nos torturase en el camino.
Emprendimos entonces la marcha, y como es lógico, y todo el mundo sabe, el camino más corto entre dos puntos es la línea recta, por lo que el buen hombre nos llevó hasta la cima del cerro subiendo directos hasta arriba; nunca se les ocurrió que lo importante no es llegar, que lo importante es el camino, y disfrutarlo. Yo casi me muero, literalmente. Y mientras se me salían todas las vísceras por la boca, los aldeanos tranquilamente subían y bajaban descalzos cargando herramientas, o labraban el campo mientras fumaban y me miraban como a un extraterrestre. Finalmente, pudimos disfrutar desde lo alto de la hermosa vista del glaciar, aunque debería darle a este “guía de montaña” algunos consejos sobre los paseítos de ocio para turistas.
Desde allí nos fuimos para Entebbe, puerto del Lago Victoria hacia las islas, y decidimos hacer noche en Kalangala, Isla de Bugala. Imaginando un lugar paradisiaco en el corazón de África nos encontramos con unas aguas verdes y turbias, unas islas parcialmente deforestadas para el cultivo masivo de palma africana y unos resorts venidos a menos, donde los habitantes de Kampala vienen para pasar los fines de semana completamente ebrios. No se puede decir que sea un lugar feo, porque tiene playas y aves que pasean por ellas, y hasta nos sorprendimos con el oleaje nocturno, que nos impidió dormir en condiciones. Allí no hicimos mucho más que descansar las agujetas de la subida en modo 90 grados que habíamos hecho el día anterior.
Ya sabes, a ponerse en forma para seguir subiendo montañas sin que te dé un payá. Bonito reportaje. As usual.