Parece que en esta parte del mundo todos los hoteles, campings, cabañas y refugios están construidos a la orilla de un lago. En esta ocasión, nuestras cabañas estaban ubicadas junto al Halfway Lake, por lo que el nombre de estas era homónimo al del lago.

La Upper Peninsula es un pedazo de Michigan que queda situado entre el lago Michigan y el lago Superior. La noche anterior habíamos llegado desde Canadá y por el camino fuimos encontrándonos muchas casas con los típicos cartelitos (típicos porque salen en las películas) de apoyo electoral clavados en el jardín. La gran mayoría en esta zona mostraba orgullosamente su devoción por Donald Trump. Algunos hasta tenían una réplica hecha en cartón del presidente a cuerpo entero. Todos además miraban como el perro sospechoso de los simpsons.

Nos habíamos abastecido de provisiones, por lo que desayunamos en la cabaña y nos lanzamos a la aventura con las pilas bien cargadas. La primera excursión fue hacia las “Tahquamenon Falls” situadas en un parque estatal con el mismo nombre. Este río tiene dos saltos principales, las Upper Falls y las Lower Falls. Iniciamos bastante temprano por la parte alta, las caídas que desde mi punto de vista son las más bonitas, y tuvimos la suerte de ser los primeros en caminar la pasarela y llegar hasta el mirador cuando todavía no había nadie allí parado. El sistema de entradas es bastante complejo, pues se te entregan unos sobres y te ofrecen diferentes opciones de compra, las cuales ninguna cuadran del todo con la entrada simple de un día, sino que están más orientadas a bonos mensuales o anuales de visita al parque. Ni me acuerdo del que compramos finalmente.

Un poco más de gente nos encontramos en la parte inferior de las cascadas, que en realidad es un complejo de cinco caídas y una isla. Aquí parece que la gente va a pasar el día, se monta en barquitas y hace picnics en las praderas y mesas que hay disponibles para ello. El color marrón característico de estas cascadas se debe a los lixiviados provenientes de las cortezas de árboles como los cedros o los abetos. Se han ganado el sobrenombre de “las cascadas de la cerveza de zarzaparrilla” / “Root beer falls” y pueden liberar hasta 190.000 litros de agua por segundo.

Una vez hechos los paseos correspondientes nos dirigimos hacia el norte, atravesando múltiples bosques y pequeños bares de carretera hasta llegar al límite de la tierra, la orilla del lago Superior. Allí estaban esperándonos, un horizonte de agua y unas playas que parecen mar, hay arenas vírgenes mires a donde mires, y el frondoso bosque que lo rodea te ofrece un espectáculo natural inolvidable. Este lago es el más grande de los Grandes Lagos y espero tener tiempo alguna vez en mi vida para hacer el rodeo grande; pues en esta ocasión nos quedamos solo con su orilla sur.

Almorzamos bastante tarde en el pequeño pueblo de Grand Marais, en una caravana/restaurante muy auténtica, donde descubrimos que en los bosques de Upper Península ha habido supuestos múltiples avistamientos de Bigfoot y lo tienen como un símbolo, además la forma de la península recuerda a la famosa foto que se hizo al Sasquatch y que dio la vuelta al mundo. No pude evitar comprarme la camiseta…

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Continuamos un poco por las orillas del lago Superior y nos regresamos hasta las cabañas, previa parada para tomar una cerveza en uno de los pequeños bares de carretera que habíamos observado por el camino. El Pine Stump, un antiguo refugio de leñadores cuando este lugar estaba en los albores de la colonización. Son impresionantes las fotos nevadas de este lugar, donde todo el mundo acostumbra a desplazarse con motos de nieve.

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