Eje cafetero en dos rounds
Madrugamos el primer día de 2019 para dirigirnos hacia Salento, pueblo base para visitar el tan famoso Valle de Cocora. Cuando llegamos, ya había algunos vehículos y personas paseando, pero el ambiente era tranquilo y se podía disfrutar. Comenzamos a caminar por la ruta circular, que llega hasta lo alto de un mirador, y desde ahí se baja por una cuesta empinadísima y no apta para cualquiera. El lugar, visualmente es muy agradable; una pradera de césped inmensa, rodeada por palmas de cera, una especie nativa del Quindío colombiano. Sin embargo, lo que significa este paisaje es deforestación del bosque nativo, donde únicamente se conservaron estas palmeras y se sembró césped para el ganado. Al menos ahora es un atractivo