Sentirse millonario por dos días

Este fin de semana, después de informarnos de que el tsumami proveniente de Japón alcanzó el impactante tamaño de 5 centímetros, decidimos irnos a la playa para estar tranquilos. Entre unas cosas y otras y mediante contactos que no explicaré porque serían aburridos para ustedes, lectores ajenos a mi entorno salvadoreño, acabamos en un rancho a orilla de acantilado. Pudimos reposar en las piscinas saladas que se rellenan con las olas del mar y leer con unas preciosas vistas de fondo, mientras corría la brisa y no se escuchaban más que los ruidos de las olas y las chicharras. Me he sentido durante dos días como un cafetalero completamente afortunado. PD: Felicidades a mi querido hermano, ojalá pudiese regalarte un

Playa El Tunco

Aunque parezca mentira, y siendo una de las playas más míticas de El Salvador, aún no había ido nunca a la famosa playa de El Tunco, un lugar bien bonito donde dicen que los atardeceres son espectaculares. Mucho surfero gringo y no gringo, cerveza pilsener y cócteles de camarón. Después fuimos al puerto de La Libertad a comprar camarones grandes frescos, una maravilla de la naturaleza. Esos intestinos hinchados como globitos son de anguila y se exportan a Asia, para los amantes de las partes más raras de los pescados.