Ohrid, un lago de ensueño
El hostal que elegimos por booking no resultó ser el mejor del viaje. Pared con pared con una sala de juegos de donde entraban y salían personas de dudosa reputación, nos hizo pensar en la posibilidad de que la ciudad de Ohrid no fuese el destino que esperábamos. Sin embargo, al despertar, todo ese bullicio (imagino que más del habitual por ser viernes) había desaparecido, y en su lugar, se había instalado un pequeño pueblo a orillas de un lago quieto como el hielo, cubierto de neblina y adornado por los graznidos de las gaviotas. Primero desayunamos relajadamente y paseamos un poquito a orillas del lago, disfrutamos del sol que alumbraba su superficie y su horizonte en neblina donde se