En medio del bosque chiquitano

Amanecí en San José de Chiquitos, y con calma, me dispuse a visitar la iglesia de piedra; la más grande y representativa de toda la zona. No obstante, y aunque es preciosa, no me pareció la más impresionante. Las maderas pintadas de colores de las que había visto el día anterior, tenían un encanto especial. Lo que sí me sorprendió fueron los murales y frescos característicos de la época napoleónica y con Fernando VII en el medio. Aunque no son tan antiguos, parece increíble pensar cómo los habitantes de esta zona tan remota del mundo podían gastar su tiempo en dibujar y rendir culto a alguien al que nunca conocerían. Tras disfrutar de este lugar, me dirigí al terminal de