El viaje relámpago de este fin de semana ha sido del todo improvisado, me llamaron el viernes y me dijeron “hay un espacio en un carro camino a Copán, te animas?” y claro, no pude decir que no. En cinco horas nos plantamos en el pueblo de Copán Ruinas, tras pasar la frontera El Salvador-Guatemala y Guatemala-Honduras.
El pueblo es pequeñito, con su placita, su iglesia y MUCHA tranquilidad. Los paseos por el pueblo a la noche han sido algo de agradecer. Pero el atractivo del lugar son las ruinas mayas que se encuentran a 10 minutos caminando. No son enormes, pero tienen muchas estelas bien conservadas, unos relieves preciosos a todo detalle. Además se pueden visitar por debajo y ver los templos que hay enterrados debajo de los que se ven desde fuera. Allí reinó 18 Conejo, que fue el decimotercer gobernante de la ciudad y está lleno de tallados con su imagen. Se puede ver en la foto a Susana haciendo el conejo al lado de 18 Conejo.
El domingo subimos por un caminito hasta los sapos, un lugar relacionado con la fertilidad donde iban las mujeres a dar a luz. Es pequeñito, con unos sapos entre otras figuras. Por la misma senda se llega hasta la comunidad La Pintada, donde vive un grupo chortí, donde los niños y niñas se dedican a hacer muñequitas de maíz tintadas de colores.
Superjoven!!!!
me encantan los retratos que haces.
Un beso,
mama
no lo dijo Ser, es que he entrado desde el acceso directo de tu ordenador.