Estuvimos con Gabi en las últimas semanas del año en la costa de nuevo. Tercera vez que voy hacia Puerto López, este maravilloso lugar de la costa ecuatoriana. Del Parque Nacional de Machalilla, me faltaba visitar la famosa playa de Los Frailes, donde disfrutamos de tímidos cangrejos, pelícanos pescadores, turistas holgazanes y vistas espectaculares desde lo alto del mirador escondido en el bosque seco.
Al día siguiente, y buscando alternativas a lo ya conocido, decidimos viajar hacia el Refugio de Vida Silvestre Marino Costero Pacoche. Como su nombre indica, tiene zonas de playas blancas arenosas en las que nidifican varias especies de tortuga a lo largo del año, y también zonas de bosque seco y de bosque nublado, al que llaman “garúa”.
La zona de bosque nublado la encontramos sin niebla, pero con una cantidad de lluvia bastante significativa, lo que supuso una marcha a un ritmo algo acelerado y empapándonos durante el camino. Aún así pudimos escuchar a los monos aulladores e incluso ver a uno de ellos no muy hábil para resguardarse de la lluvia. El guía naturalista que nos hizo el recorrido resultó ser un chico encantador aficionado a las aves y que nos explicó todo de una forma muy amena e interesante.
En las zonas de playa, visitamos la de San Lorenzo, donde estaban esperando el nacimiento de las pequeñas tortugas para esa época. Y aunque no vimos un nacimiento masivo, tuvimos suerte porque encontramos a una pequeña rezagada de la especie golfina (Lepidochelys olivacea), que poco a poco, consiguió acercarse al mar hasta que se fue nadando. Qué habrá sido de ella? Estará dentro de esos pequeños porcentajes de las que sobreviven?
En San Lorenzo hay un faro en lo alto de un peñón, al que se accede por una larga escalera y que te ofrece unas fabulosas vistas de los alrededores. Aunque el tiempo no acompañó, la lluvia nos dio un respiro para poder subir hasta este lugar y divisar la maravilla rocosa que se imponía ante nuestros ojos.
Después, emprendimos camino hacia la Reserva de Producción Faunística Marino Costera Puntilla de Santa Elena, área adyacente a la gran ciudad de Salinas, y que se ha mantenido intacta, sin construcciones y con bastante fauna gracias a un fuerte militar que ha existido en esta zona desde hace años. Aquí el dato curioso es la existencia de una población aislada de lobos marinos macho, que tras ser derrotados en diversas batallas por la conquista de una hembra o tras ser expulsados de un grupo por otro macho más joven, llegan hasta aquí para reponerse del susto, lamer sus heridas y volver de nuevo a la carga hacia el sur. Además, la reserva dispone de bonitos miradores, senderos para recorrer y un surtido centro de interpretación. Se trata de un bonito lugar repleto de fauna interesante al lado de la gran población de Salinas.
Finalmente, añado unas fotos del pueblo vecino a Puerto López, llamado Salango, donde también hay una pequeña población de lobos marinos que llegó aquí trasladado por el último fenómeno del niño y se estableció.