La isla de las tortugas

Fecha: del 27 de octubre al 2 de noviembre de 2020


Después de la primera aproximación a la Isla de Boa Vista y de recorrer un poco por sus destartalados caminos, tuvimos la oportunidad de unirnos a uno de los viajes que María y Judit iban a realizar a los campamentos de monitoreo de tortuga boba en el este de la isla. Ellas dos trabajan para la organización Cabo Verde Natura 2000, una ONG de conservación de la naturaleza que, cada año, en una amplia zona costera, junto a un gran número de voluntarios, monitorean la llegada de las tortugas y controlan el desarrollo de los nidos hasta su nacimiento.

Con ellas nos fuimos en su pick up, pasando por Bofareira y por Fundo das Figueiras hasta adentrarnos en el Parque Natural do Norte, regado de caminos de tierra que serpentean entre horizontes desérticos sin apenas vegetación y solamente frecuentados por manadas de burros salvajes que te observan desconfiados.

Poco a poco, y renqueando por marcas de ruedas entre las que yo me habría extraviado sin duda, María nos llevó hasta el primer campamento, Porto Ferreira. Llegamos justo en la época final de las eclosiones, y solo quedaban unas pocas personas en el campamento. Pudimos ver una única tortuguita rezagada de un nacimiento de ese día que tenían dentro de un cubo y que iba a ser liberada durante la noche. Pese al trabajo que realizan Cabo Verde Natura 2000 y otras instituciones situadas a lo largo de las diferentes playas de Boa Vista, la caza furtiva y la captura de huevos sigue siendo un gran problema en esta isla y en todo el país.

Video presentación de Cabo Verde Natura 2000

Después de enseñarnos el campamento y explicarnos cómo patrullan por las playas durante los meses desde la puesta hasta el nacimiento, nos llevaron hasta el faro de Morro Negro. Allí se pueden divisar las infinitas playas que “controla” la ONG desde hace más de 20 años. En lo alto de este faro se puede disfrutar de un paisaje costero completamente virgen hacia el frente y un llano desierto con colores marcianos hacia el interior de la isla. Este lugar está en lo alto de un monte de 156 metros de altura y marca el fin del Parque Natural do Norte y el origen de la Reserva Natural da Tartaruga.

Tras conversar durante un rato con el farero y disfrutar de las vistas, proseguimos hacia el sur, hasta llegar a su segundo campamento, el de Ervatão, situado a orillas de la playa das Abrabas. Este campamento está situado entre unas pequeñas ribeiras con palmeras y vegetación. Allí, en uno de los puntos más remotos de la isla, los voluntarios patrullan cada día y cada noche para garantizar la conservación de esta especie, y por tanto, del ecosistema costero. En total, con los dos campamentos, cubren unos 15 kilómetros de playas, y no solamente hacen monitoreo, sino que también trabajan en la sensibilización, formación o limpieza de playas, entre otras actividades. Una actividad encomiable, por lo que animo a cualquier lector/a para que se una como voluntario durante una temporada, o ayude a la organización con una donación o comprando alguno de sus bonitos productos de merchandising. Cualquier aporte sirve para seguir garantizando que este paraíso siga siéndolo.

Judit y María

Y con el cuello dislocado de tanto subir y bajar por caminos rocosos en un horizonte inabarcable de 360º, regresamos hasta el pueblo de Fundo das Figueiras, donde almorzamos de manera copiosa con una cerveza bien helada en el Restaurante Mansão. Después pasamos a visitar el Centro de Interpretación del Parque Natural do Norte, un espacio maravilloso. Aquí inicia un recorrido sobre la historia de las áreas protegidas de Boa Vista y el papel que ha tenido este lugar para la ciencia. A través de una serie de réplicas preciosas, se pueden contemplar las diferentes especies marino-costeras que existen en este Parque Natural y su función dentro del ecosistema. Acompañado de material audiovisual y actividades didácticas para los más pequeños, este centro de interpretación logra sensibilizar a los visitantes para que comprendan la importancia de cada una de las especies en la manutención de un ecosistema sano que beneficie a todos. No subo muchas fotos para que lo puedas descubrir cuando entres.

Después de un día completo bajo el sol, retornamos hacia Sal Rei desde la carretera empedrada que pasa por Rabil. Para hacer este camino hay que adentrarse por un pequeño paso entre montañas y descender desde lo alto para disfrutar de unas vistas formidables al atardecer. Se acabó una jornada excelente que lamentablemente hicimos fuera del periodo de tortugas, por lo que nos prometimos regresar para poder disfrutar durante la noche de la llegada de estos seres gigantes y primitivos a las costas arenosas del país.

Muchas gracias María y Judit!


2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Cristina dice:

    Qué hermoso!
    Gracias por compartir este viaje!
    Preciosas fotos!

    1. Muchas gracias a tí, Cristina, por el comentario y las bonitas palabras!

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