Fecha: del 31 de julio al 22 de agosto de 2021
Este es otro de los lugares mágicos y desconocidos para el turista internacional que visita España. La Ribera Sacra a lo largo del cañón del Río Sil, discurre cercana a la ciudad de Orense y está llena de monasterios, capillas e iglesias fantásticas rodeadas de viñedos centenarios. Las vistas desde sus múltiples miradores y sus varios pueblos con encanto perfectamente podrían valer varios días de ruta.
De nuevo, y como ocurrió a lo largo de todo este viaje, tuvimos que priorizar paradas, y en esta ocasión, aunque vimos muchos lugares, seguro que nos dejamos sin ver otros tantos sitios preciosos en el camino. Muy temprano salimos en dirección hacia nuestra primera parada, el Monasterio de San Pedro de Rocas. Este Monumento Histórico Nacional es el “conjunto monacal” más antiguo de Galicia, y el único que mantiene su estructura originaria. Este monasterio se encuentra excavado en unas rocas en forma de cuevas que sirvieron de capilla e iglesia medieval. Se desconocen sus orígenes, pero se sabe que está relacionado con los primeros cristianos en tierras gallegas. En él se encontró una inscripción que data del año 574, pero el monumento pudo haber sido construido bastante tiempo antes. Creo que a causa del COVID, la entrada a su interior no estaba habilitada, pues allí no había nadie atendiendo y la puerta estaba cerrada a cal y canto. De todas formas, el monumento es precioso por fuera, y por dentro se puede visitar en este enlace.
Proseguimos camino entre carreteras sinuosas, rodeadas de bosques muy frondosos, principalmente de castaños y alcornoques, que a esas horas de la mañana, cubiertos de neblina, ofrecían un aspecto fantasmagórico. Este es, sin duda, el lugar perfecto para encontrarse a la Santa Compaña al completo. Avanzamos muy despacio, disfrutando del paisaje siniestro hasta llegar al Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil, ahora convertido en Parador Nacional. Este lugar, por ser uno de los más populares de todo el Cañón del Sil, estaba saturado de coches y personas. El monasterio es, sin duda, impresionante. También de origen medieval, en el siglo XII fue el monasterio principal de esta región, quedando en desuso a partir de 1875, y recuperándose a partir de inicios de los años 30 del siglo pasado. Destacan los espacios con arcos impresionantes, escaleras que suben a los pisos superiores, y sobre todo, los tres espectaculares claustros. Imagino que hospedarse en este lugar debe valer un ojo de la cara, pero debe ser una experiencia única.
Más adelante, en el camino, nos detuvimos, primero, en el Mirador de Cabezoás, y más adelante en el pueblo de Parada de Sil, desde donde caminamos hasta uno de los miradores principales de esta ruta, el Balcón de Madrid, que te ofrece unas inigualables vistas del cañón con sus bosques, sus monasterios, y, por supuesto, sus infinitos viñedos. Aquí aprovechamos para dar un pequeño paseo por el pueblo y asomarnos a los campos para ver a las alegres y enormes vacas gallegas pastando libremente.
La siguiente parada fue descendiendo por un camino sin asfaltar hasta el Castaño Milenario de Entrambosríos, situado en un bosque muy verde, muy húmedo y muy silencioso. Parece que este tipo de atractivos no llaman tanto la atención al turismo, pero para nosotros fue uno de los puntos más mágicos de todo el viaje. Nos atrapó la tranquilidad absoluta de este lugar, por donde discurre un río y hay una serie de pequeñas casas construidas en piedra, incluyendo un molino de agua en funcionamiento. Nos quedamos un buen rato paseando por este paraje vacío y escuchando a las ranas croar felices a nuestro alrededor. Fue una lástima no disponer de más tiempo para explorar alguno de los caminos que nacen desde este interesante lugar. La página de turismo de la Ribeira Sacra no puede describir mejor este castaño: “Este castaño, incluido en el Catálogo de Árboles singulares de Galicia, es una belleza, un gigante de 15 metros de altura y más de 9 de perímetro, en el medio de un soto de cuento. Habita en este bosque autóctono, salpicado de castaños centenarios y entre restos de sequeiros y molinos tradicionales, desde hace más de 700 años“. Estas casas, como las he denominado anteriormente, son infraestructuras que servían para secar las castañas en la época de extracción. La parte inferior de la vivienda estaba habilitada con cama y cocina, mientras que en la parte superior, encima de la cocina, se colocaban ramas con pequeños espacios que permitían que el humo del fogón saliese a través de ellas para secar las castañas, que se extendían sobre este tejado vegetal.
Dejamos atrás el cañón del Sil para dirigirnos al pueblo de Castro Caldelas, previa parada puntual en la Pasarela del Río Mao, donde solamente nos asomamos, pues no teníamos tiempo para hacer esta caminata que promete tanto. Recorrimos apenas un kilómetro y decidimos regresarnos, pues, de lo contrario, nuestra planificación del viaje se vería alterada. Este camino por pasarelas de madera te lleva a lo largo del río Mao hasta el punto donde se encuentra con el Sil. También nos echó para atrás la cantidad de gente y de coches aparcados malamente en plena carretera. De esa manera tuvimos que aparcar para asomarnos a la pasarela, y no nos fiábamos mucho de dejar el coche así estacionado.
En Castro Caldelas nos detuvimos a almorzar, y después accedimos a su impresionante castillo, que perteneció a los Condes de Lemos. El castillo tiene una muralla muy grande y tres torres a las que se puede acceder para contemplar un infinito horizonte a su alrededor. En su interior se encuentra la oficina de turismo, la biblioteca municipal, un salón de actos y el museo etnográfico, con algunas piezas muy interesantes. Recuerdo recorrer las varias estancias de este castillo muerto de sueño después de haber comido y esperado una media hora a que nos abriesen las puertas a las 16:00, con un sol abrasador.
Tras esta visita, saldríamos de Galicia, para recorrer media península hasta Navarra, en la frontera con Francia, donde nos juntaríamos con mis padres, mi hermano y mi cuñada, para recorrer Navarra, País Vasco y Cantabria. No obstante, antes de ese episodio (segunda etapa del viaje), pasaríamos una noche en León, capital de la Comunidad Autónoma de Castilla y León.
Lo bueno de esta época del año es que anochece tardísimo, y los días cunden infinitamente. Llegamos a León sobre las 20:00, y todavía tuvimos una hora y pico para visitar la ciudad con sol. Salimos a pie desde el hotel y rápidamente nos encontramos con la muralla medieval de la ciudad. Accedimos a la ciudad vieja por la Puerta de las Cien Doncellas (con ese nombre en honor a la leyenda del tributo que se ofreció por la conquista de la ciudad) y llegamos hasta la Plaza de Regla, donde se encuentra la inmensa Catedral de León, una maravilla monumental. Desde allí nos perdimos por las calles del barrio húmedo, el casco histórico de la ciudad. No hay un consenso sobre el origen de este nombre, pero me gustó la teoría de que al ser una zona de bares y bodegas y dado que el vino no se vendía en botellas, sino en tinajas, este caía al suelo, que siempre estaba húmedo. A día de hoy sigue siendo el centro neurálgico de comercios, bares, hoteles y restaurantes de la ciudad. Atravesamos la Plaza Mayor y la Plaza San Martín, llenas de terracitas, hasta desembocar en la Plaza del Grano. Todas estas plazas las encontramos muy animadas y llenas de vida, además de bonitas, debido a sus múltiples balcones. La zona sur, en los alrededores de la Plaza del Grano nos pareció mucho más tranquila y preciosa, con la bonita iglesia de Santa María del Camino a sus espaldas.
Seguimos caminando hasta llegar a la Plaza de San Marcelo frente al Ayuntamiento. Nos gustó mucho la moderna escultura del León que sale desde las alcantarillas de la ciudad. Esta zona es limpia, amplia y muy moderna; tienen hasta un trenecito turístico que recorre la ciudad. Muy cerca se encuentra el Museo Botines, edificio conocido como Casa Botines, por haber sido propiedad del empresario catalán Juan Homs y Botines, quien encargó construir este edificio al famoso arquitecto Gaudí en 1892. Se trata de uno de los tres edificios que diseñó y construyó Gaudí fuera de Cataluña, y que hoy funge como museo, exponiendo una colección de arte interesantísima. Frente al edificio, una escultura del propio Gaudí reposa sentada en un banco mientras diseña su propia obra.
Un poquito más adelante se encuentra la Plaza de San Isidoro, anexa a la muralla medieval (por el lado opuesto al que habíamos accedido a la ciudad). En esta plaza se encuentra la Basílica de San Isidoro, construida entre los siglos XI y XII, uno de los monumentos del románico de más valor de toda España, característico por su panteón real con pinturas murales de la época y capiteles originales. En el interior de este panteón fueron enterrados la mayoría de reyes y reinas del Reino de León durante la Edad Media. Algunos se atreven a llamarla “La Capilla Sixtina Española”. Obviamente, no quedaban entradas y no pudimos visitarla por dentro. En esta plaza hay una escultura homenaje a “Las Cabezadas“, que es una celebración civil y religiosa que ocurre todos los años en esta plaza y que, aunque he leído varias veces en qué consiste, no termino de entender.
Otra de las esculturas interesantes que se encuentran por aquí cerca, es la de las tres infantas, Doña Sancha, y sus hijas Urraca y Elvira, cuyos cuerpos reposan en el Panteón Real desde hace ocho siglos.
Finalizamos nuestro día comprando cecina en una charcutería y comiéndonos unas tapas acompañadas de unos ricos vinos de la región en el barrio húmedo de la ciudad. Una experiencia inolvidable.
Ruta: Madrid – Langreo – MUMI – Cangas de Onís – Ribadesella – La Cuevona – Playa la Vega – Gijón – Avilés – Oviedo – Colunga – Lastres – Museo Minero Valle de Samuño – Desembocadura del Nalón – Cudillero – Cabo Vidio – Tapia de Casariego – Foz – Playa de las Catedrales – Ribadeo – Rinlo – La Coruña – Finisterre – Santiago de Compostela – Cambados – Combarro – Pontevedra – Castillo de Sobroso – Ribadavia – Carballino – Orense – San Pedro de Rocas – Nogueira de Ramuin – Mirador de Cabezoás – Parada de Sil – Balcón de Madrid – Castaño Milenario de Entrambosrios – Pasarela del Río Mao – Caldelas – León – Burgos – Echalar – Lesaca – Bera – Elizondo – Ainhoa – Zugarramurdi – San Juan de Luz – San Juan de Pie de Puerto – Roncesvalles – Pamplona – Pasajes – San Sebastián – Guetaria – Bilbao – Castro Urdiales – Santander – Potes – Espinama – Fuente Dé – Las Ilces – Mogrovejo – Santo Toribio – Aranda del Duero – Madrid