Pistas infinitas en el Sur del valle

Con el depósito del coche al límite, llegamos a Mfuwe, donde se encuentra la única gasolinera en kilómetros a la redonda. Entramos en ella y nos dicen que no hay combustible, que llega “pasado mañana”. Entonces tuvimos que formular la famosa pregunta: “dónde queda el mercado negro?”, y el tipo nos señala un techadito de hoja de palma lleno de bidones. Total, que llenamos el depósito de black market petrol y ya estábamos listos para enfrentarnos al Parque Nacional de South Luangwa. Antes de salir hacia el parque, decidimos comer algo de comida local en un restaurante tipo chamizo que encontramos en Mfuwe, y aunque estuvo bueno, se nos olvidó consultar precios antes de comérnoslo, y fuimos asaltados a mano

Luambe, o el dulce canto del hipopótamo

La salida desde North Luangwa es a través de las arenas del río, por un lugar llamado el pontoon, donde, si no fuese por las indicaciones de los rangers que vigilan la puerta, probablemente nos habríamos quedado hundidos en el lodo. Salimos airosos de aquello y continuamos por las carreteras de arena que se bifurcan tantas veces como estrellas hay en el firmamento. Pasamos entre las múltiples aldeas que circundan el parque y sus respectivos cultivos; admiramos las bonitas casas de arena redondas y pintadas de colores, y nos perdimos tantas veces que aún me sorprende que esté sentado en esta silla escribiendo esto. No podemos dejar de agradecer a la página tracks4africa, a la guía Bradt, que nos proporcionó

El valle de Luangwa, comencemos desde el Norte

Después de alquilar un Toyota Hillux Surf y meter todo nuestro equipaje en la baca gracias a las filigranas de Jara y Teresa, emprendimos la marcha hasta Mpika, puerta de entrada hacia el Parque Nacional de North Luangwa. Nos esperaban dos jornadas de carretera y pocas cosas visitables en el camino, sin embargo, gracias a la emoción que teníamos en el cuerpo y la ansiedad por el viaje, se nos hizo corto y poco pesado. A mitad de trayecto, hicimos una breve parada en las cuevas Nachikufu. Son unas cuevas bastante mal conservadas, pero en las que se pueden ver pinturas rupestres de más de 15.000 años de antigüedad, con formas de elefante, cazadores con arco o siluetas ceremoniales. Un