Visitas amiguiles

Ya llevo casi 4 años en Ecuador, ¡¡cómo pasa el tiempo!! Y algunos amigos han ido pasando por aquí de visita; no tantos como me gustaría, pero poco a poco se han ido animando algunos. Los últimos que se apuntaron a conocer este fantástico país fueron David, Mariya y César. Aunque no pude acompañarles a todos los lugares que me habría gustado, pudimos hacer algunos paseos interesantes. Visitamos juntos Otavalo, Ibarra, La laguna de Cuicocha, la cascada de Peguche y la Reserva de Producción de Fauna Cuyabeno, pasando en el camino por la cascada Mágica y la cascada de San Rafael en el PN Cayambe Coca. También visitamos la Reserva Ecológica El Ángel y pudimos conocer cerca de Mindo el Refugio

Reserva Ecológica El Ángel, neblina y horizontes

Aunque ya había hecho una entrada de este maravilloso lugar, quería hacer una entrada específica para enseñar las fotos que pude hacer en esta ocasión y demostrar lo que cambia el lugar bajo una perspectiva nublada o una perspectiva de sol.   Realmente es una suerte poder observar este lugar sin nubes y con sol, pues son pocas las veces que ocurre, pero las vistas y el entorno en el que te mueves cuando la zona está nublada, son mucho más auténticos y especiales.   Dejo unas fotitos del inicio de este viaje que hicimos en febrero y que nos llevó del páramo a la costa. Fecha: 25 al 28 de febrero de 2017 Ruta: Quito – El Ángel –

Carchi, fronterizo y remoto

Aprovechando la visita de Fer, Vicky, Juan y Nazaret, nos enrumbamos hacia el norte, pasando por lugares como Otavalo, Cuicocha o Peguche (de los que ya subí fotos anteriormente) y llegando finalmente a la frontera con Colombia, a la ciudad de Tulcán, donde pernoctamos después de un largo día de coche.   Por la mañana visitamos el conocido cementerio de Tulcán, característico porque en algún remoto rincón del mismo, se esconde el señor Eduardo Manos Tijeras, que se dedica cuidadosamente cada mañana a podar con esmero las plantas del jardín, moldeando así unas características figuras que maravillan al visitante y te hace olvidar por un momento el lugar en el que te encuentras.   Desde ahí, nos subimos como buenamente