Inner Ontario

Despertamos en Toronto, y no sé por qué tomamos la decisión de ir a visitar por la mañana el barrio chino de la ciudad. Sin embargo, hacia allá nos dirigimos, en un transporte público excesivamente caro para nuestro bolsillo, y donde nos topamos con unos conductores de autobús muy desagradables. Creo que es lo único desagradable que nos encontramos en Canadá, pues la gente, en general, fue amable a más no poder. El barrio chino parecía desierto por la mañana, y nos costó encontrar un lugar donde desayunar, pero caminando y caminando, acabamos en unas callejuelas pintadas con graffittis donde finalmente pudimos desayunar en un concurrido bar de modernos. Después paseamos por las callejuelas de Kensington Market, que se trata

Toronto, el atardecer eterno

Llegamos al hotel justo a la hora del check-in, lanzamos las maletas a la habitación y salimos con ansia para conocer esta bonita ciudad. Caminamos primero en busca de un transporte público que nos acercase al centro, sin embargo, no lo logramos, pues las rutas, desde donde estaba el hotel, daban unas vueltas medio raras y acabamos por llegar caminando hasta el mercado de St. Lawrence, hecho en ladrillo y con mil y una delicias alimenticias en su interior. Era la hora de comer, y pasear cerca de estos puestos nos abrió el apetito, el cual saciamos inmediatamente en unos banquitos de madera que tiene en un lateral. Seguimos caminando para tratar de cumplir con nuestros objetivos, y llegamos hasta