Torres del Paine
No sé dónde había leido o quién me había dicho, o en qué momento lo había soñado, pero yo sabía (o creía) que este maravilloso lugar del mundo era casi imposible verlo sin nubes, y casualidades de la vida, nosotros hemos podido verlo sin una nube, a cielo abierto, cielo azul y sol pegando fuerte en nuestras mejillas, algo maravilloso, algo que no podría explicar con letras, porque por muchos adjetivos que escriba no podrían llegar a acercarse siquiera a lo que hay fijado en mis retinas. Nos juntamos Ralf y yo con nuestras intrépidas cinco compañeras de viaje (Eider, Irati, Merche, Ana y Miren) en Punta Arenas, hicimos noche en Puerto Natales y tiramos hacia Torres del Paine, dispuestos