Masaya y pueblos blancos

Llegados a Masaya después de abandonar la isla encontramos un cómodo hospedaje en la calle principal del pueblo, paseamos y disfrutamos del agradable y tranquilo ambiente que te ofrece la semana santa en Nicaragua, donde casi todos los comercios están cerrados y la mayoría del turismo nacional se concentra en las playas.

Entre autobuses y autostops varios, subimos hasta lo alto del humeante volcán Masaya; rodeamos su cráter dando un paseo y visitamos el centro de interpretación. Después, a la tarde caminamos hasta el malecón de la laguna de Masaya, donde estuvimos buscando la “Pulpería Lucita” de la que habla Bunbury en la canción, y la encontramos… aunque lo que cuenta en la canción parece imposible que haya podido realizarlo allí dentro, porque esta pulpería no tiene ni una sola mesa… me quedé con el misterio.

El día siguiente lo dedicamos a visitar los pueblos blancos, entre ellos Catarina, que tiene una bonita vista a la laguna de Apoyo, San Juan de Oriente, plagado de artesanías en todos los rincones y finalmente el pueblo natal de Sandino, Niquinohomo, donde está la casa de éste, que ahora es una biblioteca, la cual, por supuesto, estaba cerrada. En realidad, son pueblitos normales típicos de Centroamérica, sin nada especialmente diferente al resto de los miles que hay por la región, pero en los que se respira una gran tranquilidad y se puede pasear relajadamente.

Y aquí dejo la canción para que la escuchéis si os apetece…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *