El Oriente, así es como llaman en Ecuador a todo lo que queda del lado Este de la cordillera de los Andes. El Oriente o Amazonía en la mayoría de los casos, pues según bajas la montaña te vas adentrando en bosques húmedos tropicales y riachuelos que desembocan en su mayoría en el inmenso Amazonas.
Cuando llegué a Ecuador escuché rumores de que mi profesor de biología marina en la universidad, estaba por aquí. Pocos profesores son los que se recuerdan, y este fue especial. Juan Junoy; con él podías aprender a la vez que te reías; con él pudimos viajar a Galicia durante una semana, suponiendo esta la mayor salida de campo de toda la carrera, y con él pudimos descubrir que puedes ser amigo de un profesor aunque te suspenda si no te has aprendido bien la lección.
Pues bien, resulta que estaba en Tena, uno de los lugares más importantes de la amazonía ecuatoriana, estudiando parásitos de peces en los ríos adyacentes. Le contacté y me dijo que le quedaban tres semanas de estar allí, así que iba, o iba.
En Tena me enseñó la universidad en la que estaba trabajando, me paseó por la ciudad y fuimos a visitar Puerto Misahuallí, donde confluyen el río homónimo y el grandioso río Napo. Allí comimos chontakuros, unas larvas procedentes de la palma (Chontaduro) que se asan en espetada y que tienen un saborcito mantequilloso interesante; también vimos cómo monos vagabundos invaden las calles del pueblo y roban comida de los bares. Todo esto acompañados de un vasito de Guayusa bien helada. Desde aquí puedes internarte por río hacia las comunidades amazónicas que se encuentran en sus orillas (quedará para otra ocasión).
También conocí Archidona, donde pudimos disfrutar de las fiestas del pueblo y donde accedimos a las cuevas de Jumandi, el cacique que en 1578 protagonizó el primer alzamiento indígena documentado contra el asentamiento español en la amazonía, y que tras ser derrotado en una de las batallas, estuvo escondido en estas cuevas hasta que fue capturado, torturado y asesinado en Quito.
Las cuevas son espectaculares (lamentablemente no tengo fotos, pero hay algunas por Internet), llenas de estalactitas y estalagmitas deterioradas por la cantidad de turistas que entra allí cada día. Por su interior corren aguas limpias con preciosas cascadas y pozas para bañarse. También hay murciélagos y variedad de insectos cavernícolas. Juan casi se parte la crisma tropezando en una de las pocitas, pero pudimos sacarle ileso y contento.
No tengo buenas fotos, pero comparto las que pude hacer durante estos días fantásticos.