Seracs en el Cayambe

Desde hacía tiempo sabíamos que Mari se había apuntado para competir en la primera competición de escalada en hielo del Ecuador (Serak 2018). Nos dijo que era muy accesible llegar hasta el glaciar del volcán Cayambe, y que aunque no tuviésemos buena forma física, podríamos alcanzarlo sin problema.

Así que tres valientes (Felix, Dominique y un servidor) nos apuntamos para acompañar a Mari a la competición y a “hacerle barra”. Según ella, debíamos alquilar unas botas de alta montaña con crampones porque nos iba a enseñar a pasear un poco sobre el glaciar, y que aunque no lo hubiésemos hecho nunca, no pasaba nada. Así que sin un equipo suficiente, con unas botas y unas herramientas que no habíamos usado en la vida y con diferentes prendas prestadas por amigos, nos decidimos a partir hacia tan alto lugar.

La idea era ir un viernes, dormir allí y volver el sábado por la tarde. La competición era sábado y domingo, pero Mari no tenía expectativas de clasificarse para el segundo día. Así que el viernes (que era festivo), antes de salir de viaje, subimos en el teleférico hasta el volcán Pichincha, para hacer una pequeña ruta previa y aclimatarnos. Después de bajar, comimos con fuerza, hicimos algunas compras y salimos decididos hacia allá. Por el camino, pasamos por un mirador que hay camino a la ciudad de Cayambe, por el que he pasado mil veces y nunca he visto nada porque siempre está nublado. Por el contrario, ese día estaba despejado y el nevado Cayambe nos saludaba desde lo lejos dándonos la bienvenida.  Poquito a poco llegamos hasta una comunidad llamada La Espiga de Oro, justo a los pies del control de guardaparques del Parque Nacional Cayambe Coca, donde establecimos el campamento con el resto de personas que asistirían al evento, y nos fuimos pronto a dormir, pues a las 5 de la mañana ya debíamos estar preparándonos para subir hacia el refugio de montaña desde el que iniciaba la competición.

Unos camiones nos llevarían hasta el refugio, desde donde un camino de unos 20 minutos llegaba hasta el pie del glaciar. Iniciamos la subida con un inusual día soleado. No se apreciaba ni una nube en el horizonte, esa era una buena señal, pues este nevado casi siempre está cubierto de cúmulos y estratos de color negro. No obstante, en días anteriores había llovido bastante, y el camino tenía bloques de hielo dispersos, los cuales iban siendo cada vez más, hasta que llegó un punto en el que el camión empezó a resbalar y el conductor dijo “de aquí no paso”.

Así que desde ese punto inició lo que iba a ser un caminito sencillo desde el refugio que se convirtió en dos horas de caminata en nieve hasta el refugio. Poco a poco, resbalando y tropezando fuimos avanzando. El frío era brutal, y el viento tenía unas ráfagas que nos hacían perder el equilibrio y hasta volar, pero finalmente llegamos hasta el refugio, donde un chocolate caliente nos hizo coger fuerzas para salir de nuevo y hacer el tramo sencillo que nos habían prometido hasta los pies del glaciar.

Mirases a donde mirases, las vistas eran espectaculares, montañas rocosas llenas de nieve te abrazaban y te daban la bienvenida a este fantástico lugar. Cuando llegamos al pie del glaciar, no me lo podía creer, unos seracs inmensos con todos los tonos de azul que puedas imaginar estaban esperándonos, y casi pidiéndonos que olvidásemos toda nuestra vida pasada para quedarnos allí con ellos. Una naturaleza tan atractiva que no me lo podía creer!!

Allí a lo lejos estaban instaladas las cuerdas de escalada para la competición en el hielo. Y, lamentablemente, también una cinta que impedía el paso a los que no fuésemos participantes, por lo que el alquiler de crampones y botas de alta montaña no sirvió de mucho… Sin embargo, las dos o tres horas que pasamos allí contemplando la competición y el abrumador paisaje, mereció muchísimo la pena.

Esta es Mari escalando!

Con el corazón contento y los ojos un poco quemados, regresamos al refugio, donde comimos y charlamos antes de bajar a desmontar el campamento.  De paso por Cayambe pudimos disfrutar de un típico desfile andino, con sus guitarras, su trago, su diablo huma y su payasito. Finalmente, de camino a Quito nos avisaron de que Mari había pasado a la segunda fase para el domingo, pero lamentablemente ya no había vuelta atrás. Felicidades a la campeona!


Fecha: 10 y 11 de agosto de 2018

4 Comentarios Agrega el tuyo

  1. alba dice:

    INCREIBLE!!!QUE BESTIALIDAD DE COLORES!!!!!! QUE MARAVILLA!!!!!

    1. flipaser dice:

      Aún estoy esperando vuestra visita, Alba! Un besote

  2. Espe dice:

    Que envidia!!!!! Impresionante día. Un beso muy grande a todos.

    1. flipaser dice:

      Otro para tí, Espe!! El verano que viene te vienes y subimos!

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