Euskal Herría en dos países

Fecha: del 31 de julio al 22 de agosto de 2021


Este día hicimos una ruta circular, pues regresaríamos a dormir a Lesaca, el mismo lugar donde amanecimos. El paseo nos llevó a lugares muy bonitos, enclavados en unos paisajes preciosos.

La primera parada la hicimos en Elizondo, capital del hermoso Valle del Baztan, lleno de vacas y ponis desperdigados por sus infinitos prados verdes. Disfrutamos dando un paseo por este pequeño pueblo lleno de caserones palaciegos de estilo vasco, visitamos su frontón y nos perdimos por sus callejuelas. Destaca su enorme iglesia de piedra y la presa sobre el río Bidasoa, que se puede observar muy bien desde el puente Txokoto. Aquí aprovechamos para comprar algunas botellas de licores típicos de la zona, como el pacharán o la mandrágora, producidos por la famosa fábrica navarra Ordoki. Estos licores, por supuesto, llegaron a Cabo Verde y fueron administrados de manera prudente en compañía de nuestras más preciadas amistades.

Como mis padres son mucho más precavidos que yo, y entienden la realidad veraniega española, habían comprado entradas, con varios meses de antelación, para visitar las famosas Cuevas de Zugarramurdi. Allí, antes de acceder a las cuevas, se puede visitar el “Museo de las Brujas”, donde se han tratado de documentar los crueles actos ocurridos en 1610 en este pueblo y en otros lugares navarros. La inquisición, influida por una serie de rumores y señalamientos entre vecinos, acabó por quemar en la hoguera a varias personas, acusándolas de brujas y de realizar actos satánicos. En el museo se muestran las costumbres típicas de la zona en esa época y se exponen textos verídicos y reseñas sobre lo allí acontecido. En resumen, ocurrieron algunas quemas de “brujas y brujos” en condados vecinos del País Vasco Francés, donde se aplicó tortura para probar hechos y participaron jueces que desconocían el euskera, acabando con la vida de más de 80 personas. Aterrorizadas, muchas personas cruzaron a Navarra, incorporándose a pueblos como Zugarramurdi. Rápidamente, unas personas comenzaron a señalar a otras de haber participado en aquelarres o haber sido vistas en espacios de brujería en la vecina región. Las acusaciones entre vecinos llegaron a oídos de la inquisición, que se dedicó a hacer juicios sumarios y a provocar confesiones bajo tortura, concluyendo en la quema en vida de varias personas que se negaron a confesar. La historia es larga y confusa, pero puedes leerla bien explicada en este enlace.

Aquí se representa el “Burukoak”, el tocado vasco que se utilizaba en esa época y que es lo que da origen a la leyenda del gorro de bruja como capirote. Casualmente, era la religión la que les imponía a las mujeres taparse el pelo, y fue también la religión la que acabó prohibiéndolo. Bien desarrollado en este y este enlace.

Posteriormente, entramos en las “Cuevas de las Brujas”, horadadas por el paso del agua durante muchos miles de años, y en las que se supone que los participantes de los aquelarres, realizaban sus actos paganos. El espacio es enorme e impresionante, lleno de recovecos y galerías donde realmente pudieron haberse realizado reuniones y rituales de adoración a los dioses tradicionales vascos. La mitología vasca sigue siendo muy fuerte hasta el día de hoy, y puede haber sido la causante de la mano dura de la inquisición tratando de imponer el cristianismo en este pueblo que tanto adora a sus ancestros.

Después de comer por la zona cruzamos la frontera hacia Francia, sin embargo, seguíamos en Euskal Herria, pues la cultura, lengua y tradiciones son prácticamente invariables de un lado al otro de la frontera. Llegamos hasta Ainhoa, un pequeño pueblo enclavado entre montañas con paredes rojas y blancas y tejados a dos aguas. Se trata de un par de hileras de caseríos enormes y una multitud de casas dispersas en el horizonte. Lo consideran uno de los pueblos más bonitos de Francia y las artesanías que venden en su calle principal están hechas con tanto gusto que dan ganas de comprarse de todo; hasta que miras los precios, claro. Este asentamiento surgió para proveer abastecimiento a los peregrinos provenientes del Camino de Santiago francés y poco a poco fue consolidándose como una villa. El aspecto de las viviendas en este pueblo es mucho más moderno y cuidado que el que se puede observar en los pueblos del otro lado de la frontera. Esto es debido a que la mayoría de los caseríos fueron arrasados durante la Guerra de los Treinta años y posteriormente reconstruidos, por lo que no nos encontramos ante caseríos tan antiguos como los españoles. En Ainhoa destaca la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, rodeada por un cementerio muy curioso, cuyas estelas tienen formas redondas que recuerdan al sol o a geometrías típicas vascas como el laburu.

El clima ideal para sembrar plátanos

Desde las montañas bajamos en un momento hasta la playa, sorteando ciclistas que se juegan la vida entre las curvas de los puertos de montaña; llegamos hasta la ciudad costera de San Juan de Luz, famosa por ser una de las playas más visitadas de Francia. Históricamente, como muchos de los asentamientos marineros vascos, este pueblo se dedicó a la caza de ballenas, la cual se hacía con unos métodos rústicos tradicionales que dan terror solo de pensarlos. Este pueblo, situado en las márgenes del Río la Nivelle ha sido visitado por turistas desde tiempos muy remotos, lo que ha fomentado la construcción de viviendas y edificios que siguen diferentes tendencias arquitectónicas europeas, que se integran con los caseríos vascos de una forma exquisita. Las calles de colores marineros (muchas veces colores llamativos sobrantes de pintar los barcos) con sus múltiples edificaciones en diferentes estilos, hacen al viandante mirar hacia arriba con cara de aturdimiento, aunque no por mucho tiempo, pues la cantidad de personas que había este día por la calle no permitía que uno se distrajese ni un segundo sin chocarse.

Concluimos el paseo a la ciudad asomándonos a la Grande Plage, la playa principal de San Juan de Luz, en uno de los días más luminosos del viaje. Las fotos hacen justicia de la masificación existente sobre la arena.



Ruta: Madrid – Langreo – MUMI – Cangas de Onís – Ribadesella – La Cuevona – Playa la Vega – Gijón – Avilés – Oviedo – Colunga – Lastres – Museo Minero Valle de Samuño – Desembocadura del Nalón – Cudillero – Cabo Vidio – Tapia de Casariego – Foz – Playa de las Catedrales – Ribadeo – Rinlo – La Coruña – Finisterre – Santiago de Compostela – Cambados – Combarro – Pontevedra – Castillo de Sobroso – Ribadavia – Carballino – Orense – San Pedro de Rocas – Nogueira de Ramuin – Mirador de Cabezoás – Parada de Sil – Balcón de Madrid – Castaño Milenario de Entrambosrios – Pasarela del Río Mao – Caldelas – León – Burgos – Echalar – Lesaca – Bera – Elizondo – Ainhoa – Zugarramurdi – San Juan de Luz – San Juan de Pie de Puerto – Roncesvalles – Pamplona – Pasajes – San Sebastián – Guetaria – Bilbao – Castro Urdiales – Santander – Potes – Espinama – Fuente Dé – Las Ilces – Mogrovejo – Santo Toribio – Aranda del Duero – Madrid

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