Recién llegado
El viaje fue duro, Madrid-Amsterdam-Panamá-San Salvador. Lo peor no son las horas de vuelo, que al fin y al cabo las pasas sentado, bebiendo, comiendo y durmiendo; el problema son las esperas en las terminales de aeropuerto. Horas y horas incómodamente sentado pendiente del equipaje de mano que te impide la libertad de movimiento, tratando de conectarte a un wifi que nunca funciona, mirando cada cinco minutos la pantalla de tu puerta de embarque para ver si avanza ese maldito reloj, y observando el ir y venir de gente del mundo, preguntándote de dónde vienen y hacia dónde van. Llego a San Salvador, todo bien, me recogen Marcos y su amigo Javi, malagueño que también trabaja en UNES. Trajeron un