Granada, ahí seguías después de tanto tiempo

Después de tanto tiempo sin visitar esta fantástica ciudad, llegamos a Granada. Ahí estaba, tal y como la dejé, demostrando que los años no pasan por ella y que sigue siendo tan fresca como cuando bajaba al menos tres veces al año desde Madrid.   Llegamos por la noche, y como no podía ser de otra manera, salimos a cenar mientras paseábamos de bar en bar tomando cañas por la calle Elvira y alrededores. Ojalá pudiese uno encontrar estas maravillas ibéricas en otras tierras del mundo…   Por la mañana subimos hasta la Alhambra, donde visitamos con una sonrisa en la cara todos los recobecos y miradores que uno puede encontrarse en este palacio que ha sobrevivido tantas épocas. Sin

Granada, Ometepe y sus volcanes

Aprovechando la contingencia de la festividad de semana santa, nos decidimos por Nicaragua. Un plan improvisado pero premeditado en el que finalmente nos vimos involucradas seis personas. Tomamos un tica-bus de 12 horas San Salvador-Managua y de ahí nos fuimos directos para Granada, donde pasamos la primera noche entre bonitas calles coloniales y a la luz de una luna muy brillante.   Respirar tranquilidad, tener aceras y calles peatonales es algo a lo que no estamos acostumbrados aquellos que transitamos frecuentemente las calles salvadoreñas, por lo que la sensación fue placentera hasta unos niveles insospechados. El gaznate se refrescó con unas cervezas Toña y dormimos muy a gusto preparados para el nuevo día. Al medio día salimos hacia la isla de Ometepe, desde