Desde Jaén, la joya desconocida, hasta los molinos de viento

Como adelantaba en la entrada anterior, llegamos a Jaén por la noche, y allí nos encontramos con mi amigo Luis, al que llevaba unos 10 años sin ver aproximadamente. Fue un encuentro formidable, como si no hubiese pasado el tiempo, y nos llevó por las calles del Jaén histórico, donde sus amigos estaban pidiendo el aguinaldo vestidos de tuna y paseando al auténtico burrito sabanero, que en este caso no va camino de Belén, sino de Jaén! Conocimos los bares de cañas más míticos de la noche jienense, comimos las mejores tapas y paseamos por múltiples rincones. Además tuvimos mucha suerte, porque la catedral estaba abierta de noche (y con entrada gratuita) debido a que se celebraba el concierto de la

Del Mediterráneo hacia la sierra jienense

Desde Albaricoques nos dirigimos hasta Mojácar, previo paso por Sorbas, un pequeño pueblo al borde de un acantilado, famoso por las formaciones kársticas y cuevas producidas por la erosión del río Aguas. Tratamos de ir pero era necesario contratar una excursión y no se puede entrar cuando a uno le plazca, así que nos quedamos sin verlas. Sin embargo sí pudimos disfrutar de un paseo por los múltiples miradores del pueblo y de su mercadillo ambulante.  Más adelante, llegamos hasta Mojácar, pueblo blanco blanquísimo, enclavado en lo alto de una montaña y que ha sido poblado por las múltiples culturas que han pasado por la península. Fue uno de los puntos más asediados en la reconquista y rendición clave para

Cabo de Gata, acantilados, playas y horizonte

Por la mañana temprano salimos desde Almería paralelos al Mediterráneo hasta llegar al centro de interpretación de las Amoladeras, donde nos facilitaron un mapa y nos explicaron sobre los diferentes atractivos del Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar, un lugar precioso y controvertido, donde día tras día luchan la conservación y el turismo descontrolado. En los alrededores del centro de interpretación nos encontramos con un paraje de agaves florecidos espectacular. Desde allí nos fuimos adentrando hacia San Miguel de Cabo de Gata, previa parada en los miradores de las salinas características de esta zona, donde habitan los flamencos y cientos de otras aves. Abundan también los birdwatchers ingleses con sus telescopios y prismáticos que siempre ayudan en la localización de

De Sierra Nevada hasta Almería pasando por el desierto

Ya llegábamos al ecuador de nuestro viaje, pero aún faltaban, en el camino por recorrer, lugares tan espectaculares como los ya visitados y dejados atrás. La primera parada en esa mañana soleada fue el pueblo de Guadix, enclavado en las estribaciones de Sierra Nevada, con una catedral preciosa y miles de casitas de teja rodeándola. Subimos hasta lo alto de un mirador para contemplar el pueblo y las montañas nevadas al fondo. Seguimos rodeando el Parque Nacional de Sierra Nevada y decidimos internarnos un poco hacia uno de los pueblos que forman parte de este área protegida; Abrucena. Un pueblo pequeño, enclavado en la montaña y con unas callejuelas tan estrechas que casi no conseguimos darle la vuelta al coche.

Granada, ahí seguías después de tanto tiempo

Después de tanto tiempo sin visitar esta fantástica ciudad, llegamos a Granada. Ahí estaba, tal y como la dejé, demostrando que los años no pasan por ella y que sigue siendo tan fresca como cuando bajaba al menos tres veces al año desde Madrid.   Llegamos por la noche, y como no podía ser de otra manera, salimos a cenar mientras paseábamos de bar en bar tomando cañas por la calle Elvira y alrededores. Ojalá pudiese uno encontrar estas maravillas ibéricas en otras tierras del mundo…   Por la mañana subimos hasta la Alhambra, donde visitamos con una sonrisa en la cara todos los recobecos y miradores que uno puede encontrarse en este palacio que ha sobrevivido tantas épocas. Sin

Casabermeja, Frigiliana y Nerja

Salimos desde Córdoba en dirección a Granada, pero en el camino teníamos muchos lugares que visitar. La primera parada fue en el pequeño pueblo de Casabermeja; un pueblo prácticamente fantasma. Paseamos por sus callejuelas desiertas, rodeamos la iglesia, que estaba cerrada y de repente, cuando ya estábamos a punto de irnos, empezamos a escuchar voces, tumulto, risas… giramos en una esquina y nos encontramos con el centro del jubilado, donde la mayoría de los residentes del pueblo disfrutaban sentados tomando el sol y conversando. Aquí pudimos darnos cuenta en primera persona del famoso envejecimiento de la población rural, donde la mayoría de las personas en edad laboral se han marchado a las grandes ciudades o capitales de provincia. Los viejitos

Siguiendo las rutas del patrimonio de la humanidad

Desde Málaga, previo desayuno exprés con Virginia y Darío, viejos conocidos de El Salvador y que han sido papás, nos dirigimos hacia Antequera, donde se encuentra el paraje natural de El Torcal, unas formaciones calizas moldeadas por agentes meteorológicos que forman un paisaje kárstico surrealista y precioso. El día fue muy soleado, y aunque frío, permitió disfrutar del paisaje en todo su esplendor. Las carreteras secundarias de montaña que llevan hasta este lugar van mostrando paisajes constantes y tientan a pararse a tomar fotos cada 200 metros. Desde allí bajamos para adentrarnos en el pueblo de Antequera propiamente dicho, donde aprovechamos para pasear y tomarnos unas cañas de media mañana acompañadas de un delicioso mollete relleno. En lo alto, como casi siempre,

Sevilla boquiabiertos

Llegamos por la noche hasta Sevilla, donde nos encontramos con Ana, una de las amigas que me acompañó en el viaje allá por 2009 donde conocí Machu Picchu y navegué por primera vez el río Amazonas. Pudimos salir un poco y tomar unas tapas en uno de los bares más clásicos del centro sevillano, El Rinconcillo, fundado en 1670, y donde todavía siguen haciéndote la cuenta en tiza sobre la barra. El ambiente nocturno del centro de la capital andaluza es una de las cosas que hacen que esta ciudad sea tan especial.   A la mañana siguiente, después de hacer visitar por la zona de la Cartuja a mi amigo Jesús, paseamos por la Torre del Oro, la espectacular

Pinos, dunas y cámaras en Doñana

Madrugamos para hacer el tour por el parque. Yo recordaba haber ido con unos 12 años en octavo de EGB y nos subieron a unos pequeños autobuses 4×4 que nos metían por las dunas, una aventura total que esperaba repetir. Sin embargo, cuando me puse a averiguar los tours que había, me encontré con que había cientos de operadoras que se llaman de forma semejante y con información confusa. Finalmente opté por una en la que entendía que veríamos las marismas y también las dunas. Cuando salimos nos explicaron que esa ruta no visitaba las dunas y que se metía solamente por las marismas y los bosques de pino. Adicionalmente, la van no era de las que yo recordaba, era

¿Tierra de conquistadores?

Después de descansar muy bien y disfrutar de un hotel con calefacción en Cáceres, salimos a pasear para ver el casco histórico durante el día. Nos despertamos muy temprano porque esta era la jornada más larga del viaje. Las luces estaban empezando a aparecer a esas horas de la mañana, y ver cómo trepa el sol a lo largo de las fachadas de piedra de este bonito centro histórico es una cosa divina. Desayunamos en la plaza, recorrimos las callejuelas y concluimos nuestra visita en el Museo de Cáceres, donde se encuentra el aljibe andalusí, construido en la época musulmana de la península, allá por los siglos X u XI. Nos dirigimos ahora hacia Guadalupe, pequeño pueblo que fue condecorado