Llegando al caribe desde Rio Dulce y de vuelta a La Antigua

Hicimos noche en un hotelito entre los afluentes del rio dulce llamado Casa Perico, un lugar muy relajado, donde tuvimos un tiempo para descansar y para bañarnos en el río, porque el propio hostal tenía unos botes que prestaba a los que se quedaban a dormir; a golpe de remo salimos del afluente en el que nos encontrábamos y fuimos hasta el río dulce a darnos unos chapuzones desde una plataforma flotante, estuvo muy entretenido. Luego tomamos un bote colectivo hasta Livingston, costa Caribe. Tanto escuchar historias de Livingston, de sus rastafaris, sus garífunas y su música en vivo quizás fue lo que hizo que nos desilusionase un poco, resultó ser un pueblo bien pequeño y no tan pintoresco como

Nómadas hacia ninguna parte

Dentro de poco vuelve a ser 28 de Noviembre, ya hace más de cinco meses que regresé de Santiago de Chile, hace un año que nos pusimos la mochila y salimos a pasear pensando que tres meses eran mucho tiempo, se acabaron mis periplos sudamericanos y se caducaron mis vacunas. Cuando marché hacia allá jamás imaginé que iba a terminar en un barco lleno de hamacas cruzándome la Amazonía y mirando las estrellas desde el pulmón del mundo. Ahora mi forma de ver el mundo es diferente, no puedo olvidarme de aquello, tampoco quiero, y no hago más que pensar en cómo podría yo seguir descubriendo lugares como aquellos toda mi vida. Ahora sé que hay pingüinos a la altura del ecuador, que existen cañones mucho más profundos que el del famosísimo