Pantanal do Brasil

Me avisaron en Puerto Quijarro (BO), que desde muy temprano se acumulan las personas en la frontera queriendo pasar hacia Brasil. Aunque la migración no abría hasta las 8:00, recomendaban estar allí un par de horas antes. Llegué a las 6:30 y ya había delante de mí unas 20 personas, y a las 8:00, la fila de gente que se acumulaba detrás de mí, ya era incontable. Todo tipo de personas se agolpaban en esta migración, pero los que más llamaban la atención (a parte de mí), los menonitas.

Esta gente se instaló en Sudamérica a inicios del siglo XX, y mantienen unas tradiciones fundamentalistas cristianas basadas en el pacifismo. Su origen se encuentra en Holanda, allá por el siglo XVI y han ido ubicándose y siendo expulsados de muchos lugares del planeta. Hablan un dialecto del alemán llamado “Deitsch” y no utilizan ningún tipo de tecnología, no se operan ni tratan sus enfermedades; los hombres se visten con monos de granjero y las mujeres con faldas largas y cofias en la cabeza. Unos personajes muy peculiares.

Finalmente conseguí cruzar la frontera y una moto me llevó hasta la ciudad brasileña de Corumbá, en Mato Grosso do Sul. Desde allí salía el autobús que me adentraría en el tour que tenía reservado por el pantanal para visitar la fauna y flora de este lugar al que siempre había querido ir.

Durante la mañana, antes de que saliese el bus, aproveché para visitar los atractivos principales de la ciudad. Lo que más me impresionó fue el paseo marítimo colonial al pie del río Paraguay, donde casitas de colores deterioradas te intentan contar algo sobre su historia, mientras algunos pescadores te miran curiosos al tiempo que cargan y descargan sus barcos.

Otro de los lugares que pude visitar fue la estatua del Cristo Rei do Pantanal. Es el típico Jesucristo abierto de brazos como el famoso Corcovado, o el de Lisboa. Obviamente, mucho más abandonado y lleno de humedad que los otros dos. Desde lo alto, las vistas al río, a la ciudad y al horizonte son muy bonitas, sin embargo, la cantidad de cables y antenas alrededor, no permiten tomar buenas fotografías.

Salió el bus! y nos adentramos por las infinitamente rectas carreteras pantaneiras, Un sinfín de lagunas, manchas de árboles y horizonte, se extendían en todas direcciones. También muchas vacas y algunas remotas casitas de hacienda conformaban el paisaje. Poco a poco, se empezaron a ver algunos caimanes en los puentes que cruzábamos, y finalmente, el atuobús, entró en el pequeño “pueblo” de Passo do Lontra (paso de la nutria), donde se encuentra el “Pantanal Jungle Lodge”, en el que me estaban esperando. Tuve suerte, pues aparentemente, si llueve el día antes, no se puede acceder al lodge con el bus y hay que organizar otra logística diferente.

Según salí del autobús me hicieron correr, casi tirando mis mochilas al cuarto, para subirme en una barca que ya tenía unas 6 personas dentro dispuestas a hacer el primer paseo. Salimos, y mientras estaba organizando mi equipo fotográfico, apareció la primera nutria (y única que vimos en todo el viaje). Apurado y con los ajustes mal hechos, pude lanzarle un par de fotografías. La sorpresa fue buenísima, pues llevaba mucho tiempo queriendo ver una nutria en libertad y hasta ahora no la había visto!

Cientos de caimanes, capibaras y aves de todo tipo se dejaron ver en esta primera salida de barca, donde los mosquitos trataban de devorarnos y el sol se ponía lentamente de un color rojo con infinitas tonalidades. Una maravilla!

Al día siguiente me desperté el primero de todos los huéspedes del hotel, y apoyado en la barandilla que daba al río Miranda, me quedé fascinado escuchando a todos estos animales escondidos. Delante de mí los capibaras pastaban, los caimanes esperaban el primer rayo de sol, y bandadas de loros y otras aves comían en los comederos que había preparado el hotel.

Después de desayunar, hicimos otro paseo en barca, en la dirección contraria a la que fuimos al día anterior, y aquí pudimos ver también cualquier cantidad de animales, disfrutando alegremente de los rayos del sol y sin importarles nuestra presencia.

Tras el almuerzo, nos fuimos en unos camiones preparados, a lo que ellos llamaban “safari pantaneiro”, donde fuimos encontrando muchas aves y más caimanes. En el camino encontramos también una huella reciente de jaguar al que no vimos. Se supone que en el Pantanal es en el lugar donde más viable es encontrarlo en estado salvaje, pero no hubo suerte esta vez; habrá que volver.

Tras una hora aproximadamente de botes locos en el camión, llegamos a una hacienda privada llamada “Nhecolandia”, donde nos adentramos en un palmeral natural. Al entrar aquí, lo primero que pensé fue “¿qué vamos a ver en un sitio que está tan abierto y casi sin vegetación?”, y sin embargo, me equivocaba; nada más comenzar a caminar, un coatí curioso nos observaba desde lo alto de una palmera, después grupos de monos aulladores nos rodearon y emitieron sus característicos aullidos. También guacamayos rojos y azules nos “sonreían” desde los huecos en los que habitan, y finalmente, para impresionarnos aún más, apareció una piara de cientos de pecaríes, que cautelosamente iban esquivándonos, pero nunca pararon de comer a nuestros alrededores. En esta experiencia, también nos acercamos a un enjambre de violentas abejas que comenzaron a perseguirnos; yo, con una única picada, no fui el más perjudicado, a algunas personas les picaron 3 y 5 veces, pero conseguimos alejarnos lo suficiente para que dejasen de cebarse en nosotros.

Este amigo no sé cómo logró colarse en la habitación…

Me habría quedado allí al menos un mes, paseando cada día y buscando diferentes animales curiosos, pero a la mañana siguiente, ya tuve que salir de nuevo a la carretera para subirme al autobús que me llevaría a la ciudad de Bonito, donde paseé un poco por la noche y organicé con Ronaldo (http://www.pantanalecotrips.com.br), la persona que me ayudó a reservar los tour en Mato Grosso do Sul, la excursión que haría al día siguiente al Recanto Ecológico do Rio da Prata.

Aún no amanecía cuando salimos desde Bonito hacia un lugar completamente deforestado y lleno de vacas. Cada vez nos adentrábamos más en pastos y ganado, no podía creer que en algún momento íbamos a llegar a un “Recanto Ecológico”… y de hecho, nunca llegamos, el lugar de acceso está en mitad de un rancho lleno de bueyes y ñandúes. Allí nos explicaron en qué consistía lo que íbamos a hacer: haríamos una caminata por el bosque y posteriormente nos meteríamos en un río, donde nos dejaríamos llevar lentamente por la corriente mientras disfrutábamos de los peces y las aguas cristalinas.

En efecto, nos subimos a unos carritos que nos llevaron entre los pastos infinitos y finalmente acabamos en un bosque precioso. Resulta que todo el río está rodeado de bosque que no han cortado. Me imagino cómo habría sido naturalmente esta zona del país sin tanto ganado ni extracción de madera, debía ser un verdadero paraíso!! En fin, después de una pequeña caminata por el bosque, llegamos al famoso río da Prata y nos deslizamos tranquilamente por sus cristalinas aguas. Mantos de plantas se movían en el fondo, y grupos de peces nadaban tranquilos y ajenos a nuestra presencia. En un par de puntos pudimos ver nacientes de agua, y cómo la arena se removía desde el fondo. Algo impresionante.

Después de esta bonita excursión, me dejaron en la ciudad de Jardim, donde cogí otro bus hasta Ponta Porá, desde donde pretendía cruzar la frontera hasta Pedro Juan Caballero (PY); pero otra vez, ironías de la vida, la frontera de Brasil cerraba a las 17:00 y la de Paraguay abría hasta las 20:00, por lo cual, podía entrar en Paraguay, pero no salir de Brasil. Me tocó pasar la noche allí y cenar en un patio de comidas cercano al hotel; no me dio muy buena impresión esta ciudad y no me atreví a explorarla de noche.


Fecha: 1-18 de Noviembre de 2018

Ruta: Santa Cruz de la Sierra (BO) – San Javier (BO) – Concepción (BO) – San José de Chiquitos (BO) – Chochis (BO) – Santiago de Chiquitos/Valle de Tucabaca (BO) –Corumbá (BR) – Passo do Lontra/Pantanal Sul (BR) – Bonito (BR) – Recanto Ecológico Rio da Prata (BR) – Pedro Juan Caballero (PY) – Asunción (PY) – Yaguarón (PY) – Encarnación (PY) – Trinidad (PY) – Jesús de Tavarangüe (PY) – Foz do Iguaçú (BR) – Porto Alegre (BR) – Rio Branco (UY) – Montevideo (UY) – Colonia del Sacramento (UY) – Buenos Aires (AR)

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