Buenos Aires, un reencuentro

A Buenos Aires siempre se vuelve. Esta ciudad me encanta, fue donde puse el pie por primera vez en Latinoamérica y la llevo en el corazón para siempre. Una ciudad inmensa que me recuerda a un Madrid extendido y que siempre me pide volver. Podría pasar días, meses y años paseando por sus miles de calles, disfrutando en sus cafeterías y contemplando cada detalle en sus fachadas. Llegué en el buquebus desde Colonia, y Andrea, muy amablemente, me hospedó en su casa. Por la mañana (solo tuve un día para pasear) me dirigí al centro y paseé por la avenida Corrientes, la 9 de Julio y Santa Fé. Estuve paseando también por las calles aledañas al teatro Colón hasta que

Entrando en Uruguay un poco aturdido

Se me fue de las manos. Las distancias parecen más cortas en los mapas, y en Sudamérica, son aún más grandes de lo que parecen. Recorrí en autobús unos 1300 km desde Foz de Iguaçu hasta Rio Branco (UR), pasando por Porto Alegre. Llegué al pueblo de Jaguarão, donde pude cruzar la frontera hasta Uruguay sin mucho problema; (ambas migraciones estaban abiertas) y me sellaron el pasaporte muy rápidamente. Tras averiguar un rato en Rio Branco, me indicaron que había un autobús que salía sobre las 23:00 en dirección Montevideo. Así que compré un pasaje, les pedí que me guardasen la mochila y paseé un poco por esta tranquila ciudad fronteriza. Aproveché para cenar y descubrir los precios elevados que

Pantanal do Brasil

Me avisaron en Puerto Quijarro (BO), que desde muy temprano se acumulan las personas en la frontera queriendo pasar hacia Brasil. Aunque la migración no abría hasta las 8:00, recomendaban estar allí un par de horas antes. Llegué a las 6:30 y ya había delante de mí unas 20 personas, y a las 8:00, la fila de gente que se acumulaba detrás de mí, ya era incontable. Todo tipo de personas se agolpaban en esta migración, pero los que más llamaban la atención (a parte de mí), los menonitas. Esta gente se instaló en Sudamérica a inicios del siglo XX, y mantienen unas tradiciones fundamentalistas cristianas basadas en el pacifismo. Su origen se encuentra en Holanda, allá por el siglo

Malawi en un flechazo

Después del paseito por Zambia con mis queridísimas, hicimos una última barbacoa con productos de primera calidad; después cruzamos hasta Lilongwe, capital de Malawi, donde tuvimos que separarnos tristemente en su caótica estación de autobuses. Desde allí me esperaban dos días y medio de carreteras hasta el Noreste de Tanzania, Arusha; donde me encontraría con mi familia para comenzar con la segunda parte del viaje. Querría haber conocido Malawi, me habría gustado bañarme en su lago, probar sus comidas y conocer a su gente; sin embargo, me tuve que conformar con sus carreteras y sus adelantamientos al más puro estilo boliviano. Después de un día entero de camino, hice noche en Mzuzu y madrugué de nuevo para llegar hasta Mbeya,

Carretera y abismos

Estoy escribiendo esto con un chorro constante de sudor resbalando desde mis sienes hasta la barbilla; las gotas se me acumulan en el pantalón, que va filtrando el humano fluido y provocando una mancha de aspecto desagradable que no para de crecer. Me encuentro en Pemba, sin electricidad, y por tanto, sin ventilador. No hay nada más desagradable que la humedad dentro de un edificio de cemento situado en pleno meollo de una ciudad tropical. Aprovecho mis últimos minutos de energía en la batería del portátil para escribir esto, mientras espero al servicio de reparaciones eléctrico, que puede demorar una hora, dos o incluso toda la noche.   Venía de Mecúfi pensando en actualizar esto, pensando en la relativa maravilla

León casi por sorpresa

Aunque no estaba en nuestros planes, la última noche, en Managua, donde teníamos el bus a las cinco de la mañana, salimos por el malecón, vimos la catedral vieja, la casa de los pueblos americanos y el monumento a Rubén Darío, comimos hamburguesas, tostones y acabamos, sospechosamente, bailando reguetón en una de las discotecas de la zona centro…. Volvimos al hotel, y dormimos plácidamente hasta las seis de la mañana, por lo que perdimos el bus y no había más posibilidades de viaje hasta el martes que ya era laborable. ¿La solución? Irnos a visitar León, que queda más cerca de la frontera hondureña.   Así que allí nos fuimos, y disfrutamos de otra bonita ciudad colonial algo más grande

Y tras la tempestad viene la calma

Cruzando fronteras rápidamente, empalmando autobuses y apareciendo en el norte de Tailandia, en Chiang Mai, un lugar del que he venido escuchando por todos los viajeros a lo largo de este rápido tour asiático. En Tailandia vuelve a no existir eso de los acentos en el teclado y encontrar un hostal bajo la lluvia no es muy divertido, pero es viable. (acentos corregidos a posteriori) Toda la noche lloviendo hasta las 10 de la mañana, que súbitamente paro y salio el sol. ¿Sera esto a lo que llaman “el monzón”? Esta es una ciudad amurallada llena de wats (templos) y sede de una universidad budista bastante grande. Mires donde mires hay monjes con sus colores naranjas. He estado paseando bajo

Paseando por Buenos Aires

Después de un viaje en bus de 20 horas y con interrogatorio en la frontera controlando si alguno de los viajeros teníamos gripe porcina, humana, o como quieras llamarla, llegué a Buenos Aires.   En teoría llegaba a las 8 de la mañana, pero llegué a las 9:30, y las personas que debían ir a buscarme no estaban… aunque en realidad sí estaban, pero fuera como fuese, no nos encontramos. Tampoco respondían al teléfono, por lo que eché a caminar hacia Plaza San Martín, de ahí a la calle Florida, después por Corrientes, subí por 9 de Julio y decidí entrar a un locutorio a ver si me habían escrito. Y en efecto, tenía un mail con un número de

La pá, la pá, la pá, La Paaaaz

Por fin nos encontramos en la Paz, la capital más alta del mundo, y como era de esperar, vuelve a dolerme la cabeza y el estómago, maldito mal de altura. Las chicas están bien, debe ser que los de Madrid somos unos flojos… Llegamos de Porto Velho a Guayaramerin en autobús (cinco horas) y cruzamos la frontera Brasil/Bolivia. La policía internacional no abría hasta las ocho de la mañana para ponernos el sello de ingreso al país, y el único autobús a la Paz salía a esa misma hora, así que dimos el bus por perdido y pensamos en hacer noche allí, pero por si acaso, después del sello, fuimos a la terminal de bus, y encontramos que el bus

Se terminó Brasil para nosotros

Llegamos este medio día a Porto Velho, en avión, solo una hora de viaje, pero hemos podido disfrutar de las vistas de la inmensidad de la Amazonía desde el cielo. Anteriormente dije que Porto Velho estaba al sur de Brasil, mal dicho, está más al sur de donde estábamos, pero se encuentra a media altura de este inmenso país. Hemos ido al cine para pasar la tarde, una película en la que sale Will Smith que se llama “Seven pounds/Siete vidas”. También hemos visto lo único turístico que hay aquí, que es una antigua estación de trenes y a la una de la mañana sale nuestro bus hacia Gajará-Mirin/Guayaramerín, el paso fronterizo con Bolivia. De ahí, si podemos tomaremos un

Iquitos

Escribo desde la ciudad más grande del mundo sin acceso terrestre. Hemos sobrevivido al primer barco, y ya estamos instalados aquí antes de tomar el segundo barco hasta la triple frontera con brasil y colombia y de ahi hasta Manaus, capital brasileña de la amazonía, pulmón del mundo. Hemos dormido en hamacas, hemos vivido lo equivalente al Titanic en sudamérica, había clase alta y clase baja. Los de la clase alta iban en el piso de arriba y tenían unos pequeños camarotes, no tenían que esperar cola para comer ni para ir al baño. Nosotros, como buenos mochileros nos hemos difuminado entre los pasajeros de la clase baja, hemos esperado nuestras buenas colas para comer, hemos tenido que sortear mil