Ni estaba de parranda ni estaba muerto ni estaba tomando cañas. Estaba, simplemente, estaba. Nunca me fui. Así es, y así espero que siga siendo! Estas navidades tuve la oportunidad de disfrutar de unas merecidas vacaciones de profesor de dos meses. Volví para Madrid, después de un año sin salir de Mozambique. Esto supone un gran cambio en muchos aspectos. Amigos viejos que siguen ahí, amigos viejos que volvieron igual que yo, por un periodo corto para regresar después al lugar donde se buscan la vida, y amigos nuevos que han aparecido en mi ausencia. Los bares, en cualquier esquina hay bares, los supermercados, también en cualquier esquina y donde puedes comprar todo tipo de productos vegetales, animales, químicos y
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Después del paseito por Zambia con mis queridísimas, hicimos una última barbacoa con productos de primera calidad; después cruzamos hasta Lilongwe, capital de Malawi, donde tuvimos que separarnos tristemente en su caótica estación de autobuses. Desde allí me esperaban dos días y medio de carreteras hasta el Noreste de Tanzania, Arusha; donde me encontraría con mi familia para comenzar con la segunda parte del viaje. Querría haber conocido Malawi, me habría gustado bañarme en su lago, probar sus comidas y conocer a su gente; sin embargo, me tuve que conformar con sus carreteras y sus adelantamientos al más puro estilo boliviano. Después de un día entero de camino, hice noche en Mzuzu y madrugué de nuevo para llegar hasta Mbeya,
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Después de un viaje en bus de 20 horas y con interrogatorio en la frontera controlando si alguno de los viajeros teníamos gripe porcina, humana, o como quieras llamarla, llegué a Buenos Aires. En teoría llegaba a las 8 de la mañana, pero llegué a las 9:30, y las personas que debían ir a buscarme no estaban… aunque en realidad sí estaban, pero fuera como fuese, no nos encontramos. Tampoco respondían al teléfono, por lo que eché a caminar hacia Plaza San Martín, de ahí a la calle Florida, después por Corrientes, subí por 9 de Julio y decidí entrar a un locutorio a ver si me habían escrito. Y en efecto, tenía un mail con un número de
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Bueno, salí de Potosí hacia Uyuni sin saber si encontraría autobuses a Calama (Chile). Llegué a Uyuni a las 2 de la mañana, y en la terminal de buses había un cuarto con una mujer dormida que era la encargada de vender los pasajes; intenté despertarla pero no contestaba, así que me puse a mirar entre sus papeles y encontré que había un bus a Calama a las 5 de la mañana… bien! hubo suerte, así que esperé de 2 a 5 hasta que vino el bus, después unas terribles 5 horas de viaje hasta la frontera con el mayor de los fríos que he pasado en un bus en mi vida. En la frontera estuvimos unas 3 horas para
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Bueno, ahora estamos en Potosí, la ciudad de más de 100.000 habitantes más alta del mundo, a 4.090 msnm, alucinante, no me duele la cabeza!! Esta tarde vamos a ir a ver las minas, porque esta es una ciudad minera, ya pondré fotos de lo que ocurre por ahí, supongo que mucho alcohol, mucha coca y mucha muerte prematura, pero bueno. También hago esta entrada para informar sobre despedidas. Ayer Clara ya se despidió de nosotros y se fue hacia Oruro, donde va a ser el carnaval más importante de Bolivia y uno de los más importantes de Latinoamérica; ella ya había estado en Potosí. Después de casi un mes de convivencia con ella, nos dio mucha tristeza despedirnos, esperemos
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Ayer estuvimos paseando por esta bonita ciudad y pude hacer algunas fotos. Conocimos en el viaje desde la frontera a unos franceses que nos dijeron que era muy curioso para visitar la cárcel de San Pedro, en La Paz, y allá que fuimos; entramos y nos mete a un cuarto un policía con cara de pocos amigos y nos recibe un preso holandés hablándonos en inglés para que no se enterase el guardia, y nos empieza a comentar que la visita costaba 280 bolivianos y que eso incluía la visita y estar hasta las 20 tomando drogas con los presos, porque la cocaína de esa cárcel es la mejor del mundo. Debimos parecer medio tontos, porque no entendíamos bien eso
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Por fin nos encontramos en la Paz, la capital más alta del mundo, y como era de esperar, vuelve a dolerme la cabeza y el estómago, maldito mal de altura. Las chicas están bien, debe ser que los de Madrid somos unos flojos… Llegamos de Porto Velho a Guayaramerin en autobús (cinco horas) y cruzamos la frontera Brasil/Bolivia. La policía internacional no abría hasta las ocho de la mañana para ponernos el sello de ingreso al país, y el único autobús a la Paz salía a esa misma hora, así que dimos el bus por perdido y pensamos en hacer noche allí, pero por si acaso, después del sello, fuimos a la terminal de bus, y encontramos que el bus
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