Bueno, han sido cuatro días de no parar, de mucho madrugar y de ver millones de cosas. Hemos visto muchas lagunas de colores, infinidad de volcanes, flamencos, aguas termales, rocas volcánicas, formaciones erosionadas por el viento, pequeños pueblos perdidos en la nada, y lo más impresionante de todo, el salar de Uyuni. No tuvimos mucha suerte el día del salar, porque estaba nublado y el sol no reflejaba el blanco lo suficiente como para poder hacer unas fotos decentes, pero la inmensidad blanca de la sal se quedará en nuestras mentes para siempre. También hemos dormido en un hotel construido totalmente con sal, hemos visto vicuñas y hasta un cementerio de trenes. Nuestro guía se llamaba Pedro, conducía un jeep,
Sigue
Desde San Pedro, caminamos hasta unas ruinas llamadas Pukara de Quitor, y dimos un paseo por ellas, algo tranquilo porque al día siguiente habíamos contratado un tour para ver el grandioso desierto de Atacama. Nos despertamos a las 4 de la mañana y pasamos todo el día viendo cosas en los alrededores. Es una inmensidad rocosa y calurosa durante el día, pero por la noche alcanza temperaturas de muchos grados bajo cero, así que tuvimos que ir preparados para todo. En los géiseres vimos el amanecer humeante y nos bañamos en unas aguas termales con un ligero olor a azufre, pero bien calentitas. Pasamos el día paseando por los lindos paisajes llenos de llamas e incluso comimos un anticucho de
Sigue
Llevo siete días sin actualizar esto, pero es que han sido unos días un tanto movidos. Como dije, me reuní con mis amigas de Madrid; llegaron con retraso a San Pedro, pero por fin nos encontramos. Hemos tenido muchas cosas de las que hablar; ellas ponerme al día de las cosas de allá y yo contarles el viajecito que me he pegao con mis navarricas queridas. Casualmente, mientras esperaba en el cajero automático me encontré con Eider y sus amigos, que ya se volvían a Santiago, increíble, no tenía ni idea de que estuviesen por aquí. Y mientras hablábamos, alucinando por habernos encontrado en este pueblo tan pequeño, aparecen Ana e Irati, que recién llegaban de Uyuni. Un triple encuentro
Sigue
Bueno, salí de Potosí hacia Uyuni sin saber si encontraría autobuses a Calama (Chile). Llegué a Uyuni a las 2 de la mañana, y en la terminal de buses había un cuarto con una mujer dormida que era la encargada de vender los pasajes; intenté despertarla pero no contestaba, así que me puse a mirar entre sus papeles y encontré que había un bus a Calama a las 5 de la mañana… bien! hubo suerte, así que esperé de 2 a 5 hasta que vino el bus, después unas terribles 5 horas de viaje hasta la frontera con el mayor de los fríos que he pasado en un bus en mi vida. En la frontera estuvimos unas 3 horas para
Sigue