Fecha: del 31 de julio al 22 de agosto de 2021
Esta jornada nos despedimos de mi hermano Javi y mi cuñada Vega, que tenían que regresar a Madrid; y nos despedimos también del País Vasco para adentrarnos en tierras Cántabras. Estaba convencido de que Cantabria suponía un vacío inmenso en el norte peninsular en cuanto a sidra se refiere; sin embargo, parece que últimamente están empezando a producir para comercializar. La tradición se perdió porque muchos pomares fueron deforestados para dedicar los terrenos a ganadería, quedando algunos únicamente para autoconsumo. No obstante, por lo que he podido leer, en los últimos años se está retomando la tradición, por lo que nuestras comidas durante el viaje volvieron a estar acompañadas de sidra.
La primera parada fue en el pueblo de Castro Urdiales, la tercera ciudad más grande de Cantabria, y preciosa en su parte antigua, conocida popularmente como Puebla Vieja. Dejamos el coche en un parking cerca del paseo marítimo y empezamos a caminar paralelos al mar hacia el promontorio donde se encuentra el conjunto monumental, y desde el que sale un espigón que da protección al puerto pesquero. Prácticamente, toda esta zona está hormigonada y con una infraestructura moderna que alberga un puerto bastante grande y tranquilo. Allí hay dos esculturas que destacar, la dedicada a las rederas (mujeres que confeccionan redes de pesca) con una placa que reza “El pueblo de Castro a sus mujeres del mar”. Muy cerca se sitúa la estatua de El Remero, que homenajea a los remeros cántabros, específicamente a los de este pueblo, que han ganado múltiples competiciones y son famosos internacionalmente.
Una de las primeras cosas que llaman la atención es la Plaza del Ayuntamiento, que está abierta al mar, recordando a la Plaza del Comercio de Lisboa. Creo que no son tantas las plazas mayores en el mundo que se abren directamente al mar. Allí destacan las paredes blancas con balcones marrones, y el ayuntamiento, con forma de castillete, con una torreta en lo alto. Toda la plaza está rodeada de arcos bastante grandes y soportales con comercios protegidos de las frecuentes lluvias.
Más adelante nos metimos en la Iglesia de Santa María de la Asunción; un monumento impresionante de características góticas financiado por Alfonso XIII, pero en un estado de deterioro bastante evidente. De hecho, hay varios carteles que solicitan apoyo para esta restauración que viene retrasándose demasiado tiempo. Sufre de un problema denominado “mal de la piedra“, mediante el cual, las piedras que conforman el monumento se van disgregando en arenillas. Una de las soluciones que se implementaron hace años fueron unos contrafuertes en forma de arco que se añadieron alrededor de la torre principal para evitar que se desplome.
A su lado, yacen los restos de la ermita románica de San Pedro, del siglo XII, con algunos arcos en pie muy fotografiables. Esta parte está unida por un puente medieval con la antigua ermita de Santa Ana, situada sobre una gran piedra, y que cumplió función de faro desde la época romana. Desde allí se pueden contemplar los acantilados, el puerto y el infinito horizonte del mar Cantábrico.
Todos estos lugares se encuentran en un saliente rocoso con acantilados a ambos lados, y, el faro que funciona actualmente se encuentra en lo alto del castillo de Santa Ana, orientando hacia ambos lados de este punto a los barcos que se aproximan a las costas de la ciudad o pretenden ingresar al puerto.
Después de pasear un rato por esta bonita zona, regresamos deambulando un poco por las calles principales del casco viejo y disfrutando de los bonitos balcones. La Rúa, que es la vía principal, está repleta de comercios y bares que venden anchoas del cantábrico, pimientos, espárragos, ventresca, sidra, vermut, quesos, vinos y todo tipo de conservas. Salimos de allí con una gran cantidad de provisiones para llevarnos de vuelta a Madrid.
Posteriormente, nos dirigimos a Santander, donde pasaríamos la noche. Desde el hotel caminamos por la bonita y arbolada Alameda Oviedo hasta llegar a la amplia plaza del Ayuntamiento. La siguiente parada fue en la Catedral de Santander, de estilo gótico y conformada realmente por dos iglesias. La más antigua se denomina Iglesia del Santísimo Cristo, construida primero en el siglo XIII, y superpuesta a ella se sitúa la propia catedral. Está ubicada en una bonita plaza, sobre un montículo al que se accede por una escalinata. Situada muy cerca del mar, tiene aspecto de fortaleza defensiva. En su interior destaca el bonito claustro con una fuente en medio.
Muy cerca de allí hay un edificio moderno que funge como museo de arte y cultura; el centro Botín, con un curioso diseño arquitectónico lleno de cristaleras. Allí decidimos no entrar y continuamos nuestro camino por el precioso paseo marítimo de la ciudad. Antes de llegar al puerto deportivo hay una escultura que llama la atención; la dedicada a “los raqueros”, niños huérfanos que a finales del XIX y principios del XX inundaban la ciudad y se dedicaban, además de a la pillería y mendicidad, a lanzarse al mar para recuperar monedas que los turistas y transeúntes les lanzaban, haciendo un espectáculo atractivo para los habitantes de la ciudad.
Seguimos camino, disfrutando de las preciosas vistas de la bahía de Santander hasta llegar al Museo Marítimo del Cantábrico, un edificio moderno que me habría gustado visitar, pero ya se estaba haciendo tarde y no nos daría tiempo a verlo. Al regreso pasamos por la Plaza Pombo, atravesamos el Mercado cubierto Municipal del Este y desembocamos en la Plaza Porticada, lugar de tránsito y encuentro para todos los santanderinos y foráneos. En el centro de la plaza se levanta una estatua homenaje a Velarde, hijo heroico de Cantabria, en cuya plaza reza “Santander a la gloria del héroe. 1880“.
Después de una cena de picoteo por aquella zona, donde no faltaron las rabas ni las anchoas, nos dirigimos de nuevo al hotel a descansar.
Ruta: Madrid – Langreo – MUMI – Cangas de Onís – Ribadesella – La Cuevona – Playa la Vega – Gijón – Avilés – Oviedo – Colunga – Lastres – Museo Minero Valle de Samuño – Desembocadura del Nalón – Cudillero – Cabo Vidio – Tapia de Casariego – Foz – Playa de las Catedrales – Ribadeo – Rinlo – La Coruña – Finisterre – Santiago de Compostela – Cambados – Combarro – Pontevedra – Castillo de Sobroso – Ribadavia – Carballino – Orense – San Pedro de Rocas – Nogueira de Ramuin – Mirador de Cabezoás – Parada de Sil – Balcón de Madrid – Castaño Milenario de Entrambosrios – Pasarela del Río Mao – Caldelas – León – Burgos – Echalar – Lesaca – Bera – Elizondo – Ainhoa – Zugarramurdi – San Juan de Luz – San Juan de Pie de Puerto – Roncesvalles – Pamplona – Pasajes – San Sebastián – Guetaria – Bilbao – Castro Urdiales – Santander – Potes – Espinama – Fuente Dé – Las Ilces – Mogrovejo – Santo Toribio – Aranda del Duero – Madrid