Las navidades de 2020 a 2021 las disfrutamos entre Ecuador y España, distribuyéndonos los días festivos entre un país y el otro. Fueron periodos de confinamientos, restricciones, estados de alarma, dificultades y mucha tristeza. No obstante, logramos hacer nuestro recorrido y viajar sin complicación a ambos países. Todavía no estábamos vacunados y todos nuestros movimientos migratorios fueron a golpe de pruebas PCR y de antígenos.
Quería compartir por aquí unas fotos que pude sacar en enero de 2021 en la escala que hicimos en Lisboa el regreso hasta Cabo Verde desde Madrid. En esos tiempos convulsos, los vuelos se cancelaban o modificaban incesantemente, y ese fue nuestro caso. Nuestro vuelo de regreso, que era en la mañana, fue cancelado en el tramo Lisboa-Praia, por lo que nos tocó esperar 8 horas en Lisboa.
Como almas inquietas que somos, no pudimos aguantar quedarnos en el aeropuerto tanto tiempo, y además, este aeropuerto está muy bien conectado por transporte público con la ciudad, por lo que nos subimos al metro y nos plantamos en la plaza de Pedro IV, estación de Rossio. Desde allí caminamos un poco por el centro de la ciudad, dándonos cuenta de que todos los comercios estaban cerrados y de que apenas había personas caminando por las calles.
Ahí fue cuando nos dimos cuenta de que la ciudad estaba confinada, pues una nueva ola de COVID-19 estaba asolando al país y los hospitales se encontraban colapsados. Por tanto, con nuestra mascarilla colocada, fuimos paseando por las bonitas plazas y calles peatonales del centro de Lisboa hasta desembocar en la Praça do Comércio, desde donde contemplamos un buen rato el mar. Resultó muy curioso que solamente hubiese turistas paseando por las calles, mientras el resto de la población se encontraba confinada. Nunca había visto esta ciudad tan desierta y desolada.
Después de caminar por la baixa, encontramos un lugar que vendía comida para los repartidores de las aplicaciones de comida a domicilio que nos vendió algo para almorzar. Ya con el estómago lleno subimos hasta el mirador de Santa Luzia, pasando primero por la “Sé” Catedral de Lisboa y disfrutando del paso de los tranvías amarillos por esa zona.
Tras un rato en este mirador, donde varios locos callejeros se mezclaban con los turistas, asustándolos y persiguiéndolos entre latas de cerveza, nos fuimos al barrio alto para dar un último paseo por sus callejuelas, hacernos una foto con la estatua de Pessoa y asomarnos al famoso Café “A Brasileira”, que, obviamente, se encontraba cerrado.
Y, finalmente, habiendo disfrutado de un bonito paseo por esta ciudad tan encantadora, regresamos al aeropuerto para tomar nuestro vuelo a casa.