Desde San Pedro, caminamos hasta unas ruinas llamadas Pukara de Quitor, y dimos un paseo por ellas, algo tranquilo porque al día siguiente habíamos contratado un tour para ver el grandioso desierto de Atacama. Nos despertamos a las 4 de la mañana y pasamos todo el día viendo cosas en los alrededores. Es una inmensidad rocosa y calurosa durante el día, pero por la noche alcanza temperaturas de muchos grados bajo cero, así que tuvimos que ir preparados para todo.
En los géiseres vimos el amanecer humeante y nos bañamos en unas aguas termales con un ligero olor a azufre, pero bien calentitas. Pasamos el día paseando por los lindos paisajes llenos de llamas e incluso comimos un anticucho de llama.
A la tarde, los valles fueron espectaculares, roca, arena, calor y atardecer colorido desde la gran duna.
Por la noche, hechos polvo, nos fuimos a dormir porque al día siguiente comenzaba nuestro gran tour de cuatro días a la reserva nacional de Avaroa y al salar de Uyuni.
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