El semestre se termina, solo me queda corregir un trabajo y un par de exámenes finales. Después, algunos sonreirán y otros no lo harán, pero lo que es seguro es que yo sí que lo haré. Tendré unas pequeñas y merecidas vacaciones después de unos meses de idas y venidas a la universidad, un segundo trabajo para sobrevivir más cómodamente y confusiones mozambicanas traducidas en reuniones sorpresas o responsabilidades inesperadas. De cualquier modo, estoy feliz con la nueva vida, estoy aprendiendo mucho, conociendo a mucha gente y moviéndome como nunca lo había hecho. No sé lo que duraré aquí ni lo que me deparará el futuro, pero de lo que estoy seguro es de que esta etapa de la
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El 31 de Enero terminé mi contribución al proyecto en el que estaba trabajando. Es decir, se terminó mi contrato. Lo normal habría sido subirme a un avión y volver a esa pista de aterrizaje que siempre me espera, a recorrer los pasillos de esa T4 madrileña y subir más de 200 escaleras mecánicas hasta reencontrarme con mi familia. Eso, repito, habría sido lo normal. Y yo, intentando no salirme de MI normalidad, decidí quedarme. Esta vez ya no en Mecúfi, si no en Pemba, la capital de la provincia de Cabo Delgado, Mozambique. Me ofrecieron trabajar de profesor en la Facultad de Biología en la Universidade Lúrio de Pemba y acepté. Por lo tanto, ahora estoy desde hace
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Aquí finaliza el viaje de Septiembre. Cuatro meses me ha llevado el ir describiendo los lugares que pudimos visitar. Sé que he tardado, pero finalmente, queda reflejado en la página, que es lo importante. Poder compartir las fotos de los lugares es el motivo principal de la existencia de este blog; así que allá vamos. La llegada a Stone Town supuso un brusco cambio de sensación; pasamos del calor seco del norte tanzano a la humedad chorreante que te envuelve y te atrapa en la isla de Zanzibar (y te seduce, como diría Javier Reverte). Aquí no nos podíamos mover, a los dos pasos ya estábamos empapados, pero hicimos el esfuerzo y paseamos, paseamos y nos dejamos seducir por
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Tras un abandono temporal del blog, retorno para continuar con lo que comencé: el fabuloso viaje desde Zambia hasta Tanzania. Llegué con mi familia a Tarangire National Park. Después de haber visto los grandes parques del norte de Tanzania, ninguno nos esperábamos gran cosa al entrar aquí; y lo sorprendente es que resultó ser de los parques más interesantes de todo el viaje; no solo por su gran cantidad de elefantes, sino por la extensa vegetación y la gran cantidad de baobabs que inundan el paisaje. Algo excepcional. Pudimos ver la típica jirafa bebiendo, que era algo que aunque sea una tontería, después de haberlo visto desde pequeño en los documentales de la 2, no podía pasar por
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El volcán se extinguió, su cráter permanece, y la vida, vive. La zona de conservación de Ngorongoro es un espectáculo de la naturaleza. Una panorámica constante que te rodea y te atrapa. Te atrapa igual que voluntariamente se encuentran atrapados miles de animales dentro del perímetro de su cráter. Allí se debe vivir bien, las temperaturas son más bajas y hay agua dulce durante todo el año. También hay turistas durante todo el año, pero eso parece no importarles. Pasamos un día entero dando vueltas, viendo toda la vida que existe y las grandes poblaciones de cebras y ñues, felices entre leonas, hienas y avestruces. Creo que es la primera vez que siento frío de verdad en mucho
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Lo que uno se espera la primera vez que llega a un parque nacional africano es encontrarse las infinitas llanuras del Serengueti. Es lo que hemos mamado y visto por la tele desde que existe La 2 de TVE. De sobra es sabido que allí se inventaron las siestas, y como muestra un botón; dos masai echandose la susodicha plácidamente después de haber estado observando una migración masiva de ñúes mientras eran atacados por voraces cocodrilos. O eso, o estaban muertos y no les ayudamos… En fin, que el parque es precioso, con unas acacias de película (o documental) y unas extensiones de llanura excelentes para contemplar las mejores puestas de sol de tu vida. Sin embargo, conlleva el gran
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Después del paseito por Zambia con mis queridísimas, hicimos una última barbacoa con productos de primera calidad; después cruzamos hasta Lilongwe, capital de Malawi, donde tuvimos que separarnos tristemente en su caótica estación de autobuses. Desde allí me esperaban dos días y medio de carreteras hasta el Noreste de Tanzania, Arusha; donde me encontraría con mi familia para comenzar con la segunda parte del viaje. Querría haber conocido Malawi, me habría gustado bañarme en su lago, probar sus comidas y conocer a su gente; sin embargo, me tuve que conformar con sus carreteras y sus adelantamientos al más puro estilo boliviano. Después de un día entero de camino, hice noche en Mzuzu y madrugué de nuevo para llegar hasta Mbeya,
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Con el depósito del coche al límite, llegamos a Mfuwe, donde se encuentra la única gasolinera en kilómetros a la redonda. Entramos en ella y nos dicen que no hay combustible, que llega “pasado mañana”. Entonces tuvimos que formular la famosa pregunta: “dónde queda el mercado negro?”, y el tipo nos señala un techadito de hoja de palma lleno de bidones. Total, que llenamos el depósito de black market petrol y ya estábamos listos para enfrentarnos al Parque Nacional de South Luangwa. Antes de salir hacia el parque, decidimos comer algo de comida local en un restaurante tipo chamizo que encontramos en Mfuwe, y aunque estuvo bueno, se nos olvidó consultar precios antes de comérnoslo, y fuimos asaltados a mano
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La salida desde North Luangwa es a través de las arenas del río, por un lugar llamado el pontoon, donde, si no fuese por las indicaciones de los rangers que vigilan la puerta, probablemente nos habríamos quedado hundidos en el lodo. Salimos airosos de aquello y continuamos por las carreteras de arena que se bifurcan tantas veces como estrellas hay en el firmamento. Pasamos entre las múltiples aldeas que circundan el parque y sus respectivos cultivos; admiramos las bonitas casas de arena redondas y pintadas de colores, y nos perdimos tantas veces que aún me sorprende que esté sentado en esta silla escribiendo esto. No podemos dejar de agradecer a la página tracks4africa, a la guía Bradt, que nos proporcionó
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Después de alquilar un Toyota Hillux Surf y meter todo nuestro equipaje en la baca gracias a las filigranas de Jara y Teresa, emprendimos la marcha hasta Mpika, puerta de entrada hacia el Parque Nacional de North Luangwa. Nos esperaban dos jornadas de carretera y pocas cosas visitables en el camino, sin embargo, gracias a la emoción que teníamos en el cuerpo y la ansiedad por el viaje, se nos hizo corto y poco pesado. A mitad de trayecto, hicimos una breve parada en las cuevas Nachikufu. Son unas cuevas bastante mal conservadas, pero en las que se pueden ver pinturas rupestres de más de 15.000 años de antigüedad, con formas de elefante, cazadores con arco o siluetas ceremoniales. Un
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