La Paz, ¡qué cambiada estás!

Un taller organizado en La Paz me permitió tener unas horas para pasear por esta bonita ciudad “sin terminar”. Digo que está sin terminar, porque aparentemente cuando terminas de construir tu casa, tienes que notificar a la alcaldía y pagar un impuesto. Por esto, nadie termina nunca de construir, la gran mayoría de las casas no tienen pintura y muestran al espectador un color rojizo de ladrillo visto.   Después de mi paso por Bolivia en 2009 no tenía muchos recuerdos de La Paz, pues después del largo viaje desde la Amazonia brasileña en bus me cogió el frío y la altura y pasé un día entero en la cama mientras mis compañeras paseaban. Y aunque sí pude pasear y

Paseo express sobre el río Negro

Tuve la suerte de participar en un evento en Manaus, Brasil, hace unos meses. Si recuerdan, yo ya pasé por aquí hace unos años, atravesando ríos hasta esta curiosa ciudad amazónica, donde visité la hermosa ópera colonial y paseé por su paseo marítimo.   Esta vez navegamos por el Río Negro y visitamos algunas de las aldeas afincadas a sus orillas del Parque Nacional de Anavilhanas, con categoría de uso sostenible.   Pudimos visitar una comunidad que se dedica al cultivo de mandioca (yuca) y a la producción de farofa, una especie de harina de mandioca tostada que se echa para aderezar las comidas. También pasamos por un lugar terriblemente hortera donde los turistas (principalmente nacionales) se dedican a meterse

Puno, lago Titicaca y sus mágicas islas

Llegamos a Puno, sí, y en la estación esperando se encontraban Ana y Alber, genial bienvenida y gran par de días con ellos. Cruzamos a las islas Amantaní, donde dormimos una noche y luego a la isla Taquile. En Amantaní dormimos con una familia encantadora, donde una de las niñas nos acompañó a ver los templos pachamama y pachatata (madre tierra y padre tierra). Luna llena desde lo alto, algo impresionante. A la noche la mujer de la casa nos puso las ropas típicas de la isla y nos lanzó al centro del pueblo donde nos esperaban los músicos locales. La verdad es que ha sido una experiencia inolvidable. A la mañana siguiente el barco nos llevó hasta Taquile, cuyo