Después de dos fantásticos días a orillas del Silver Lake, emprendimos viaje hacia Estados Unidos de nuevo, teníamos por delante prácticamente todo un día de conducción, pero nos habíamos dejado en el camino (a causa de la lluvia de hacía dos días), el sendero de Cup & Saucer, que llega hasta el punto más alto de la isla. Salimos temprano en la mañana y los pequeños venados nos observaban fijamente para después salir espantados con prodigiosas carreras saltarinas. Un poco confundidos y de manera improvisada llegamos hasta la Reserva Provincial de Misery Bay, donde no había ni un alma y el centro de interpretación estaba cerrado. Nos pusimos a caminar por un sendero circular que discurría por un bosque algo
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Esa mañana madrugamos para alcanzar el ferry que nos permitiría atravesar el pequeño estrecho sobre el lago Huron. Este ferry, conocido como Chi Cheemaun Ferry, conecta los pueblos de Tobermory y South Baymouth. Los horarios son un poco extraños, y el primero es muy pronto y el segundo muy tarde, por lo que optamos por el primero, a las 7:00 de la mañana. No obstante, si vas con vehículo, hay que estar una hora antes en el puerto. Nos despertamos muy pronto, con más frío del habitual, y aunque aún no había salido el sol, se intuían unas nubes negras cubriendo el cielo. Comenzamos a desmontar nuestra tienda de campaña, y cuando estábamos por concluir, comenzaron a caer pequeñas gotas.
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Amanecimos en Elora Gorge, recogimos la tienda y nos dirigimos hacia la Península de Bruce, un pico de tierra que se adentra en el lago Huron. Parece que este es un lugar vacacional de los canadienses, donde, con mucho tiempo de antelación (más de 4 meses), ya estaba todo reservado para acampar; y los hoteles, a unos precios inaccesibles. Además, las reservas te piden un mínimo de dos noches seguidas, por lo que unos meses antes habíamos buscado por internet y encontrado un lugar en el que (rogando) nos permitieron acampar durante una única noche. Este lugar llamado “Millers Family Camp”, que en nuestro imaginario era un pequeño camping liderado por la entrañable familia Miller, resultó ser un camping enorme
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Despertamos en Toronto, y no sé por qué tomamos la decisión de ir a visitar por la mañana el barrio chino de la ciudad. Sin embargo, hacia allá nos dirigimos, en un transporte público excesivamente caro para nuestro bolsillo, y donde nos topamos con unos conductores de autobús muy desagradables. Creo que es lo único desagradable que nos encontramos en Canadá, pues la gente, en general, fue amable a más no poder. El barrio chino parecía desierto por la mañana, y nos costó encontrar un lugar donde desayunar, pero caminando y caminando, acabamos en unas callejuelas pintadas con graffittis donde finalmente pudimos desayunar en un concurrido bar de modernos. Después paseamos por las callejuelas de Kensington Market, que se trata
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Llegamos al hotel justo a la hora del check-in, lanzamos las maletas a la habitación y salimos con ansia para conocer esta bonita ciudad. Caminamos primero en busca de un transporte público que nos acercase al centro, sin embargo, no lo logramos, pues las rutas, desde donde estaba el hotel, daban unas vueltas medio raras y acabamos por llegar caminando hasta el mercado de St. Lawrence, hecho en ladrillo y con mil y una delicias alimenticias en su interior. Era la hora de comer, y pasear cerca de estos puestos nos abrió el apetito, el cual saciamos inmediatamente en unos banquitos de madera que tiene en un lateral. Seguimos caminando para tratar de cumplir con nuestros objetivos, y llegamos hasta
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Nos despertamos en el hotel del que hablaba en la entrada anterior. El hombre que nos atendió, un señor de (aparentemente) nacionalidad china que chapurrea un poco de inglés y te cobra con un aparato de ciencia ficción que conecta al móvil para pasar la tarjeta nos explicó que el desayuno era libre (o eso quisimos entender). En la cocina descubrimos que había un sinfín de cosas, desde gofres congelados hasta bollería de todo tipo, pasando por tostadas, cereales, zumos y frutas. Este día Vero descubrió una cosa llamada Aunt Jemima, un sirope muy dulce que se echa en los gofres, y todos nos quedamos impresionados con su capacidad de llenar cada cuadradito de este, con sirope, hasta casi rebosar;
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Por la tarde, después de abandonar Detroit y pasar el túnel fronterizo hacia Canadá, fuimos discurriendo paralelos al lago Erie, hasta llegar al pueblo de Niagara-on-the-lake, a los pies del lago Ontario, donde desemboca el río Niagara (que conecta ambos lagos). Durante todo el camino nos sorprendieron los viñedos que cubrían el horizonte. Más tarde descubrimos que el vino de esta región es de muy buena calidad, y compramos algunas botellas para degustar a la vuelta del viaje. Este lugar, situado en un enclave tan estratégico, fue tomado en varias ocasiones por los americanos y retomada por los ingleses, cambiando en diversas ocasiones de nombre y bandera. El Fuerte George protege el acceso por barco y sirvió como defensa de
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