Esparta, una ciudad normal, con espartanos que usan smartphone

El siguiente destino era Esparta, famosísima ciudad de la película de 300, de la que no queda ninguna ruina que valga demasiado la pena visitar (seguro que si lee esto algún historiador o algún espartano dice que soy un ignorante, y lo acepto). Sin embargo, en sus cercanías se encuentra la ciudad de Mystra, situada en lo alto del monte Taigeto y compuesta por una serie de fortificaciones e iglesias de ladrillo muy bien conservadas.   El enclave de esta ciudadela patrimonio de la humanidad es sorprendente; desde el castillo más alto puedes ver en 360º unos paisajes de coníferas espectaculares, y al fondo un macizo montañoso completamente nevado. Lo bonito de este lugar es que si tienes suerte como

Hacia el Peloponeso

Emocionados porque empezaba nuestro viaje por carretera, salimos hacia la península del Peloponeso, que se convierte en isla gracias al pequeño canal que le separa de la Grecia continental. Pasamos por el puente del itsmo de Corinto, pero previamente paramos en Itsmia para hacer unas fotos que demuestran el pequeñísimo espacio que existe entre una masa de roca y otra, por donde apenas pasa un barco. Lo primero que visitamos fue la famosa tumba de Agamenón, a las afueras de Micenas, una bóveda espectacular que encontraron llena de tesoros (tesoro del Atreo) que ahora reposan en el museo anexo. Un lugar perfecto para rodar alguna escena de Indiana Jones. Además, la antigua ciudadela de Micenas tiene aún bien conservados algunos

Atenas, cruce de caminos, cruce de culturas

Lo que generalmente me ocurre por vivir fuera de España es que tengo que elegir entre vacaciones o visitar a la familia. Ambas son estrictamente vacaciones, pero ya sabéis a lo que me refiero.   Este año he creado unas vacaciones que combinan ambas cosas. Pasé unos días con mi familia y amigos en Madrid y después me fui con Vero ocho días a carretear la Grecia continental. Sí, habéis oído bien “Grecia continental”, así que absténganse de preguntar cosas como “qué islas tan bonitas, no?” o “debe haber unas playas espectaculares”. Considerando que era enero, la opción isleña o playera no existía, y además si solo se dispone de ocho días, no hay tiempo para todo, por lo que

El turismo nacional, para recordar de dónde venimos

Aprovechando la visita a Madrid por navidades, hice algo que nunca había hecho: dar un paseo por mi ciudad con la cámara de fotos. Fueron paseos cortos que no cubrieron todos los lugares emblemáticos, pero que sin embargo me ayudaron a vislumbrar las muchas posibilidades fotográficas que tiene esta ciudad. Prometo repetir estas salidas en un futuro, pues no se puede consentir tener fotos de muchos lugares del mundo, y apenas ninguna de mi querida y odiada Madrid. Ni qué decir tiene que disfruté al máximo con Vero, mi familia, amigos, bares, tapas y demás espectáculos imprescindibles. Entre esos “espectáculos”, me quedaba pendiente visitar la estación fantasma del metro de Madrid, a la que han bautizado como Metro Andén 0.

Perfiles costeros bien poblados

Estuvimos con Gabi en las últimas semanas del año en la costa de nuevo. Tercera vez que voy hacia Puerto López, este maravilloso lugar de la costa ecuatoriana. Del Parque Nacional de Machalilla, me faltaba visitar la famosa playa de Los Frailes, donde disfrutamos de tímidos cangrejos, pelícanos pescadores, turistas holgazanes y vistas espectaculares desde lo alto del mirador escondido en el bosque seco. Al día siguiente, y buscando alternativas a lo ya conocido, decidimos viajar hacia el Refugio de Vida Silvestre Marino Costero Pacoche. Como su nombre indica, tiene zonas de playas blancas arenosas en las que nidifican varias especies de tortuga a lo largo del año, y también zonas de bosque seco y de bosque nublado, al que

Mira hacia arriba y verás (los manglares más altos del mundo)

¿Se acuerdan que una de las primeras cosas que hice en Ecuador fue irme a visitar los manglares más altos del mundo y no lo conseguí? Aquí les cuento la historia de la segunda oportunidad y definitiva. Logramos acceder a este remoto y maravilloso lugar.   De nuevo decidimos ir a pasar un puente a la playa de Las Peñas, en la provincia de Esmeraldas, donde disfrutamos de unos cuantos días relajados cara al mar. Un lugar tranquilo relativamente apartado del pueblo, con buena comida y un clima caliente que ayuda a relajarse con la brisa marina. Comidas espectaculares las de este sector del país que también ayudaron a no querer salir nunca de allí.   Esta vez, con los

El último refugio

Empieza el año nuevo rememorando los últimos paseos de 2015. Tras una habitual visita a España en navidades, retomo el blog para terminar de enseñarles las últimas salidas del año. Por supuesto subiré más adelante y llegado el momento, algunas fotos de la visita europea de estas navidades, con paradas como Madrid, Segovia, Toledo y algunos lugares mágicos de la Grecia continental. Así que paciencia, que todo llegará.   En mi plan de viaje desde el Cajas hasta Guayaquil tenía pensado enterarme bien de dónde quedaba la entrada a la Reserva Ecológica Manglares Churute, pues según el mapa, la carretera que une ambos lugares pasa por mitad del parque. Sin embargo, no logré verlo, y eso que estuve pendiente todo

Guayaquil, cálida y pachanguera

Nunca imaginé que Guayaquil fuese un lugar tan grande. Otro Ecuador, completamente diferente. Si en Quito la gente se resguarda temprano en las casas, aquí a esa hora empieza la pachanga. Gente con ropas ligeras, música en las calles y ese calor tropical que hace menear el esqueleto a los más animados.   Es una ciudad construida sobre la desembocadura del río Guayas, encima de islotes de tierra atravesados por diversos canales. La impresión al entrar en la ciudad sobre largos puentes es medio futurista, y la humedad al salir del coche, te pega un golpe considerable.   Solo pasé allá un día, pero aproveché para visitar algunos de los lugares clásicos de la ciudad. En la plaza de la

El Cajas, el cielo en la tierra

Desde Cuenca, y siguiendo por una serpenteante carretera que sigue subiendo, llegas hasta el Parque Nacional El Cajas, uno de los emblemas del Ecuador. Un parque no tan grande como otros del país, pero que sin embargo alberga una de las vistas paisajísticas más bonitas que he podido disfrutar por estas tierras.   Por el camino, que atraviesa el parque, y con poca señalización, hay una entrada al parking de La Toreadora, una de las lagunas más pintorescas de El Cajas. Desde allí tienes opción para realizar varias rutas, entre ellas, la que me animé a hacer yo, un sendero no demasiado complicado, de unas cuatro horas de duración en el que atraviesas dos bosques de polylepis y rodeas diferentes

Cuenca, magia entre montañas

Cuando llegué a Ecuador, una de las primeras cosas que escuché, estaba relacionada a la belleza de la ciudad de Cuenca, algo apartada de Quito, pero visita imprescindible para todo aquel que quiera conocer los atractivos del país. Aproveché unos días de descanso para coger el coche y dirigirme hacia el sur, y después de infinitas curvas, neblinas, lloviznas y camiones destartalados, acabé llegando a Santa Ana de los Cuatro Ríos de Cuenca (así se llama oficialmente), que ya me enseñó su belleza a lo largo del río que uno recorre cuando se va introduciendo en la ciudad.   Cuando dejé el coche, me interné a pie por el casco histórico, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en

La Paya, amazonia colombiana

Existe un río, un río grande, que abastece otro río más grande aún, un río que da vida a una región gigante, tan grande que no puedes imaginarla dentro de tu cabeza. Y en esa región hay tanta vida, tanta, que podrías intentar entender las relaciones existentes entre cada uno de los seres vivos que allí habitan y podrías morir de viejo sin haber comprendido ni una décima parte de los procesos que allí ocurren. Ese río grande se llama Putumayo, uno de los múltiples ríos que abastecen al río amazonas y que forman la cuenca amazónica. Una maravilla de la naturaleza y que cada vez se encuentra más amenazada por presiones antrópicas.   Yo tengo la suerte de estar

Lagunas de Ozogoche y bajada al Quilotoa

Para disfrutar el último fin de semana con Juan, Marcos nos llevó al Festival Turístico Cultural Ozogoche 2015, tributo a las aves migratorias cuvivies, características porque cada Septiembre van a morir a estas lagunas sin conocerse muy bien el por qué. Este suicidio colectivo es aprovechado por las poblaciones indígenas del lugar para su alimentación.   Estas lagunas se encuentran en el Parque Nacional Sangay, y están embebidas en un ecosistema de páramo, húmedo, nublado y lluvioso. Y como no podía ser de otra manera, este festival se dio en medio de estas condiciones climáticas que poco ayudan.   Ciertamente, solo vimos un cuviví muerto en las orillas del lago, y por lo que cuentan, el número de pájaros suicidas

Carchi, fronterizo y remoto

Aprovechando la visita de Fer, Vicky, Juan y Nazaret, nos enrumbamos hacia el norte, pasando por lugares como Otavalo, Cuicocha o Peguche (de los que ya subí fotos anteriormente) y llegando finalmente a la frontera con Colombia, a la ciudad de Tulcán, donde pernoctamos después de un largo día de coche.   Por la mañana visitamos el conocido cementerio de Tulcán, característico porque en algún remoto rincón del mismo, se esconde el señor Eduardo Manos Tijeras, que se dedica cuidadosamente cada mañana a podar con esmero las plantas del jardín, moldeando así unas características figuras que maravillan al visitante y te hace olvidar por un momento el lugar en el que te encuentras.   Desde ahí, nos subimos como buenamente

Manabí, espectáculo viviente

Uno de los lugares que más me ha sorprendido desde que vivo en Ecuador han sido las costas de Manabí, una provincia mágica llena de vida. Empezando por el bosque costero tropical seco en el que te internas para llegar hacia el pequeño pueblo de Puerto López y que conforma la mayor parte del Parque Nacional Machalilla, siguiendo por la sorprendente Isla de la Plata, continuando por los bonitos manglares de Islas Corazón y Fragatas y acabando con el extraterrestre mundo submarino que te encuentras en sus mares, donde puedes ver ballenas jorobadas saltando como locas o mantas rayas “volando” a tu lado a un ritmo suave y pausado.   Como digo, parece sorprendente que un trozo tan pequeño del

Lima, observando el cambio

Tengo que viajar a Lima en diversas ocasiones para coordinar temas del proyecto, y a veces, solo a veces, tengo algo de tiempo libre para pasear.   En esta ocasión tuve la oportunidad de vislumbrar el cambio después de seis años. Parece que latinoamérica avanza, y lo hace rápido. Las calles que recordaba sucias y llenas de agujeros están algo más limpias y reparadas; las paredes de las casas y balcones del centro histórico, en parte, también han mejorado, aunque aún se te caen bastantes lágrimas mirando el estado de algunas construcciones que podrían considerarse obras de arte y que están cayéndose a pedazos…   Esta ciudad está construida en los límites de un desierto, y prácticamente nunca llueve; una