Mundo ibérico: Navarra

Bueno, después de mucho tiempo en debate interno, mío y personal, y viendo que durante el tiempo que me paso viviendo en Madrid hago muchas salidas por la península, voy a narrarlas aquí también, o al menos colgar algunas de las fotos que saque en esos periplos ibéricos. Estuve esta semana cuatro días en Navarra, durmiendo en casa de Ana (mi compi de casa en Chile y compi de viaje en Sudamérica), en su pueblo Uharte Arakil, donde su familia me trató espectacular. También nos juntamos con Irati, Eider y Mirentxu. Nada más llegar tuvimos una larga noche de pinchos y cañas por Pamplona, alucinante ver cómo un bar de cañas pasada cierta hora de la noche, aparta las sillas,

Chinatown vs. Blade Runner Tailandés

Los gatitos del barrio chino de Bangkok mueven la mano con energía solar… Luego cuando te adentras entre las callejuelas te cruzas con gente maravillosa, y las gotitas de agua que caen de los toldos me dan mucha grima… Si entre esos callejones te apetece un tentempié, te lo puedes tomar, qué tal unas cucarachas fritas con salsa de soja? y de postre frutas tropicales de sabores sorprendentes A la tarde caminar por alguno de los niveles de vida futuristas que te ofrece esta ciudad y terminar cantando canciones de amor al ritmo tailandés.. De vuelta a casa, ir saliendo de China para entrar de nuevo en Tailandia, con sus múltiples seven eleven… y comprar un billetito de lotería por

Agua con aceite

Escribo ya desde Madrid. Sede mundial de mi vida. Dejé un escrito sobre Bangkok a medias, con mala impresión tras poner mi primer pie en esa ciudad. Tras cuatro días allí aprendí a moverme en el transporte público, compuesto por autobús, metro, tren ligero y barco express. Una ciudad que se transforma a cada paso. En un momento estás en Las Vegas chica y al rato te encuentras en el peor callejón del barrio chino tratando de comparar tu mapa con la realidad, y los nombres de las calles frecuentemente no están escritos en ningún lado. Pasas del buen olor al mal olor, de algo que te comerías a algo que te haría vomitar con solo mirarlo. Tiendas pequeñas de

Bangkok

La primera sensación en esta ciudad fue el agobio. Eran las cinco de la mañana y ya me acosaron un buen número de taxistas y tuc-tuc drivers. La invasión de tu espacio personal por este tipo de personajes es mucho más presente aquí que en cualquier otro lugar en el que jamas haya estado. Un apretón de manos que no pretende mas que ser una forma de agarrarte para nunca soltarte y tirar de ti hasta lo que te pretenden vender. Lograron sacar mis peores formas aquella misma mañana. Desagradable. Lugares para dormir hay cientos. Entre los oscuros callejones en los que es mejor no pararse a mirar lo que esta haciendo la gente que por ellos transita en la

Humedad y cuestas arriba en Chiang Mai

Comenzamos acercándonos a la aldea Karen de exiliados de Myanmar, donde un pequeño grupo de mujeres Kayan (las famosas mujeres jirafa) han sido toleradas en este área y han prostituido su aldea y tradiciones, convirtiéndose aquello en un “antropológico” donde se comercia con artesanía y se dejan fotografiar amablemente. Quizás es triste esta situación, pero de este modo pueden sobrevivir sin la constante opresión de sus países originales. Lo peor de todo, como siempre, es que no solo se han quedado ahí en modo museo, sino que algún misionero consiguió introducirles el cristianismo, y la construcción mas grande de la aldea es una iglesia con el crucifijo al fondo. Tras eso, nos fuimos adentrando en la zona de montana, hasta

Y tras la tempestad viene la calma

Cruzando fronteras rápidamente, empalmando autobuses y apareciendo en el norte de Tailandia, en Chiang Mai, un lugar del que he venido escuchando por todos los viajeros a lo largo de este rápido tour asiático. En Tailandia vuelve a no existir eso de los acentos en el teclado y encontrar un hostal bajo la lluvia no es muy divertido, pero es viable. (acentos corregidos a posteriori) Toda la noche lloviendo hasta las 10 de la mañana, que súbitamente paro y salio el sol. ¿Sera esto a lo que llaman “el monzón”? Esta es una ciudad amurallada llena de wats (templos) y sede de una universidad budista bastante grande. Mires donde mires hay monjes con sus colores naranjas. He estado paseando bajo

Caras de Camboya

Otro día caminando entre templos en ruinas. Nos despertamos a las 4 de la mañana para ver el famoso amanecer (que es bonito, pero no es para tanto). Es más divertido el espectáculo de turistas sentados en sillitas de plástico a los que por tomarse un café les prestan la silla gratis, muy buen negocio. Hoy los niños estaban por todas partes, y sus caras decían “fotografíame”, y no he podido decir que no. Creo que esta es la última entrada sobre Angkor, porque me voy mañana por la noche hacia Bangkok. Me da pena dejar este país sin haber visto más que lo que ve todo el mundo, pero tiempo es tiempo, y creo que merece un regreso y

Cruzando Camboya hasta llegar a Disneylandia

Paso la frontera de Moc Bai hacia Camboya sin demasiada complicación, salvo el descontrol total de las fronteras vietnamitas donde no necesitan ni mirarte la cara para sellarte el pasaporte. Cambio radical; las letras vuelven a ser inentendibles (เพลง เป็นอย่างไรบ้าง), los rasgos de las personas se oscurecen más si cabe y el mundo se vuelve más rural. Una maravilla ver las casitas de madera levantadas en estacas para protegerse del monzón (y supongo que también de las ratas por la noche). Los campos de arroz son bonitos a la vista, pero me recuerdan a los monocultivos de caña de azúcar salvadoreños y me imagino la deforestación que ha debido sufrir este país para tener tanto terreno cultivable, una lástima. Todo

Si Ho Chi Minh levantara la cabeza y se topara con Saigon…

Que desmadre de ciudad, motos por aquí, coches por allá, vendedores ambulantes, mujeres de compañía, libros, películas y discos piratas, cables enmarañados, olores, ruidos, luces. Algo caótico con mucho encanto. Apenas un par de noches en esta ciudad para conocer el ambiente y a algunos compañeros de habitación con los que pasé unas horas jugando al billar han sido suficientes para hacerme una idea de la bulliciosa gran ciudad de Ho Chi Minh (antigua Saigón). Tiene unos mercados bastante interesantes en los que puedes encontrar los cascos originales (o eso creo, porque aquí todo es de dudosa procedencia) de la invasión de Estados Unidos. Cascos como el famoso que aparece en “La Chaqueta metálica” con inscripciones de paz y otras

Dunas tropicales en Mui Ne

Mui Né no era para tanto, básicamente una carretera llena de hoteles apartada del pueblo, una playa que está perdiendo la arena por la erosión del mar y por construir donde no se debe y que, además, está repleta de hilos de nylon con anzuelos, por lo que el riesgo de ser “pescado” es bastante alto. Pese a todo, los alrededores son maravillosos. Un conductor de moto me llevó a visitarlos porque yo no me atrevo a manejar una moto (primero porque no sé y segundo por el loco tráfico de este país). Fuimos a ver las dunas blancas, el lago de flores de loto, las dunas rojas y “el río por el que se camina hasta llegar a una

Hoi An y sus farolillos de colores

Hoi An es un lugar pequeño pero encantador, sus calles principales discurren cercanas a un río muy bonito. Llena de casas coloniales francesas, con un mercado chiquito pero con bastante movimiento, donde se puede comer Cao Lau, característico por sus fideos planos de arroz cocidos en un pozo de la zona, con picatostes, cerdo, hojas de algo y brotes de soja. Por la noche salen las ratas, ratas como conejos que trepan por todos los edificios, pero al mismo tiempo se encienden por todas las calles principales un sinfín de farolillos de colores, el puente y el río también se iluminan, ofreciendo un espectáculo nocturno único en la región, y los roedores pasan desapercibidos ante esta embriaguez visual. Lo más

Hué y de fondo un “Hello motorbike?”

Llegamos Miguel y yo a Hué, y nos rodeó una nube de cazaturistas ansiosos por llevarnos a algún hostal. Conseguimos apartarlos cual masa de zombies y caminamos hasta encontrar un lugar barato para pasar la noche. Era medio día, por lo que pudimos pasear por la ciudad; la zona antigua está amurallada y dentro de la muralla existe otra muralla que esconde la ciudad prohibida de Hué, un lugar interesante que está en constante restauración, porque lo que quedan por allí son prácticamente ruinas. Anduvimos bastantes horas y nos sentamos en lugares con encanto a tomar café, que por cierto es riquísimo en todo Vietnam. A la noche conocimos a algunas personas y la pasamos bien por los alrededores del

Hanoi y las motocicletas

Pasar la frontera China/Vietnam es toda una experiencia; la frontera de China, tan ordenada, con sus policías militarizados poniendo orden y seriedad al asunto, hizo que fuese muy fácil cruzarla. Sin embargo, y una vez llegados al paso fronterizo vietnamita, aquello era un campo de concentración, millones de personas apelotonadas en una ventanilla donde había que, literalmente, tirar tu pasaporte y esperar que te lo sellasen sin comprobar ni tu foto ni nada de nada….así, y con mucho calor, empezó la aventura vietnamita. En el bus conocí a un grupillo de gente curiosa, con los que compartí una noche de hostal en Hanoi. Paseé por esa caótica y maravillosa ciudad llena de motos, bicis, coches y todo tipo de aparato

Censuras aparte

Bueno, no era previsible, como podría saberlo? Salí de Hong Kong y me metí en China, ese mundo paralelo donde nadie te entiende, un lugar maravilloso en el que es demasiado fácil perderse. Los gestos nos son validos, las palabras en inglés tampoco. Mi libro de conversaciones en chino parecía obsoleto y para colmo los blogs y el facebook están censurados, por eso no he podido actualizar esto en toda la semana. Ahora escribo desde Hanoi (Vietnam), y ya tengo acceso a internet. No sé por donde empezar, creo que lo mejor sera hacer un resumen de mi pequeño periplo chino, y cuando vuelva a España, crear entradas individuales para cada lugar. Primero salí de Hong Kong en tren, pase