Amish way of life

Por la mañana fuimos a recoger el coche que teníamos reservado, que no recuerdo cuál era, pero nos dieron un flamante Nissan Qashqai, maravilloso y lleno de complementos, por lo que nuestros teléfonos se podían conectar vía bluetooth para poner todas las listas de reproducción que llevábamos preparadas. Un coche alto, bastante amplio, de marchas automáticas y economizador de combustible, por lo que estábamos listos para circular por las suaves carreteras de Estados Unidos y Canadá. Nuestra primera parada fue en un pueblo en la frontera entre Indiana y Michigan, llamado Middlebury, donde no vimos prácticamente a ningún Amish, aunque se suponía que este lugar era uno de los epicentros de Estados Unidos donde se concentraban. Eso sí, comimos en

Pequeña vuelta a los Grandes Lagos

Con esta entrada da inicio otro viaje por carreteras lejanas que discurren entre paisajes de ensueño. Esta vez, Vero y yo, acompañados de mi hermano Javier y su mujer Vega, recorrimos el complejo de lagos que separan Estados Unidos y Canadá. Buscábamos realizar una vuelta a los grandes lagos por carretera que sirviese como una primera aproximación hacia este enorme escenario de espejos, llanuras, bosques y rocas de colores. Todo este plan inició por la necesidad de viajar hasta Chicago, donde reside la hermana de Verónica, y donde pasamos unos días familiares antes de iniciar el viaje. Como es de obligación, en Chicago, paseamos por el Millenium Park, donde vimos las gigantes caras cambiantes que escupen agua y el monumento

Parque Nacional Chingaza

En una escapadita a Bogotá para el evento de cierre de un proyecto, pude aprovechar, junto con algunos amigos, para conocer el páramo que abastece de agua a la población capitalina de Colombia. El Parque Nacional Chingaza se encuentra ubicado en la sierra que rodea la ciudad de Bogotá, y en su mapa tiene forma de mariposa. Para hospedarnos, elegimos un lugar cerca del pueblo de Shiecha, aunque el primer día entramos desde el pueblo de Fomeque en coche para llegar hasta la zona de Monterredondo. De camino hasta este sendero tuvimos que deternernos innumerables veces, pues por todo el camino aparecieron diversos venados alegrándonos el día. Asustados, pero curiosos, continuaban comiendo con una oreja levantada mientras se dejaban fotografiar.

Loja, la provincia de las mil sorpresas

En el mes de marzo hicimos una escapadita hasta la provincia de Loja de nuevo. Aunque ya habíamos estado un par de veces, aquí se oculta uno de los lugares que más curiosidad me ha dado desde que llegué a Ecuador, y por fin íbamos a poder conocerlo; el bosque petrificado de Puyango. Fuimos en un autobús nocturno y alquilamos un coche en la ciudad de Loja para desplazarnos por la zona. Esta es, sin duda, la provincia que peor accesibilidad vial tiene, muchas de sus carreteras están sin asfaltar y muchos de sus pueblos están aislados del país. Entre carreteras de ripio llegamos a Zaruma, este pueblo encantador que ya habíamos visitado en una ocasión anteriormente. Después de pasear,

Guatapé, de dónde salió esa piedra?

Salimos temprano para visitar uno de los famosos pueblos que rodean Medellín. Aunque no teníamos ya mucho tiempo, pues el viaje se estaba acabando, tuvimos que priorizar, y Guatapé fue el pueblo que decidimos visitar después de leer sobre varios lugares cercanos. Primero pasamos por el pueblo de Peñol, trasladado aquí después de inundarlo para crear los embalses que rodean esta zona. Desde un mirador se puede observar la cruz de la iglesia del antiguo pueblo. Un poquito más adelante se encuentra la piedra del Peñol, una masa de roca granítica gigantesca, que parece que se formó por un fenómeno de presiones parecidos a los del pan de azúcar en Río de Janeiro. Tuvimos mala suerte, de nuevo el verano

Teleféricos y comunas en Medellín

Amanecimos en Medellín, donde nos habíamos inscrito en un free tour llamado “Medellín, ciudad de contrastes”. Nos convocaron en la estación de metro de Parque Berrío, desde donde fuimos caminando para visitar algunos lugares cercanos. Los primero que visitamos fue la Basílica de la Candelaria, fundada en 1649, pero que ha sufrido diversas modificaciones a lo largo de la historia. En ese momento estaban dando misa, una misa colapsada de gente, que apenas nos dejó asomarnos un poco a la iglesia. Desde allí caminamos hasta el Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe, el que en su momento fuese el Palacio de la Gobernación de Antioquia y que ahora sirve como lugar de eventos y exposiciones. En su interior había

Pijao y Córdoba, entre cafetales

Esta vez nos dirigimos hasta Pijao, un pueblito tranquilo que fue nombrado como el “Primer pueblo sin prisa de América Latina”. En él, sus habitantes parece que se toman la vida con calma y disfrutan cada segundo. El pueblo sigue los patrones de colores del resto de lugares del eje cafetero y te recibe en las alturas rodeado de montañas con plantaciones de café. Tanto es así que acabamos metidos en una tienda de café y chocolate donde nos hicieron una demostración de café donde nos retuvieron durante hora y media. El café estuvo delicioso, y la explicación de la señora también. Pero qué lento! Después de conocer Pijao, nos fuimos hasta Córdoba, otro pueblito mucho más humilde, pero perdido

Eje cafetero en dos rounds

Madrugamos el primer día de 2019 para dirigirnos hacia Salento, pueblo base para visitar el tan famoso Valle de Cocora. Cuando llegamos, ya había algunos vehículos y personas paseando, pero el ambiente era tranquilo y se podía disfrutar. Comenzamos a caminar por la ruta circular, que llega hasta lo alto de un mirador, y desde ahí se baja por una cuesta empinadísima y no apta para cualquiera. El lugar, visualmente es muy agradable; una pradera de césped inmensa, rodeada por palmas de cera, una especie nativa del Quindío colombiano. Sin embargo, lo que significa este paisaje es deforestación del bosque nativo, donde únicamente se conservaron estas palmeras y se sembró césped para el ganado. Al menos ahora es un atractivo

Parque Nacional Tayrona

Debido a la imprudencia de no haber comprado las entradas de manera anticipada, tuvimos que correr esa mañana. Nuestro avión salía pronto por la tarde y por tanto solo teníamos unas pocas horas para visitar este fantástico lugar, escenario imperdible para cualquiera que visite el caribe colombiano. Caminando no alcanzábamos a ir y volver, por lo que tuvimos que tomar la decisión de hacer la ruta a caballo. Los pobres animales pasan el día entero yendo y viniendo, y me imagino que al final del día deben acabar rendidos. Excepto yo, ninguno había subido nunca a un caballo, y la última vez que yo lo hice, creo que tenía 19 o 20 años, por lo que tampoco me sentía muy

Santa Marta y su historia

Esa mañana llegaba Vero, así que nos despertamos en nuestro hotel de Santa Marta, y cuando bajamos a desayunar, todos lo hicimos con cara de perro. Esa mañana descubrimos que nuestro hotel no tenía agua caliente. Bueno, eso no es tan grave si estás durmiendo en la ciudad donde falleció Simón Bolívar, y si además puedes ir a visitar la hacienda donde pasó sus últimos días y oler un poco la historia de Latinoamérica de cerca. Nos dirigimos a la Quinta de San Pedro Alejandrino, fundada en el año 1608, donde Simón Bolívar, después de haber perdido la mayoría de sus apoyos y de ver incumplido su sueño de lograr una Latinoamérica unida, se aposentó unos días para reposar de

Siguiendo los pasos de Gabo

La estación de autobús de Cartagena está lejos de de la Cartagena histórica y colonial. Atravesamos toda la ciudad, con un trancón (atasco) tan potente, que casi no alcanzamos a subir al autobús. Viajamos de noche hasta Santa Marta, donde pasamos la primera noche y nos despertamos temprano para retirar el coche de alquiler que teníamos reservado. Tras la sorpresa de recibir un vehículo tipo SUV en lugar de un sedán, salimos dirección Aracataca, el pueblo natal de Gabriel García Márquez, y lugar de inspiración de Macondo. El pueblo es como cualquier otro pueblo rural colombiano, ecuatoriano o peruano. Un lugar olvidado, construido en bloques de ladrillo a medio pintar, tejados de chapa, motocicletas y cables atravesados. En mitad de

Islas del Rosario: Un infierno paradisiaco

Uno de los destinos más habituales de los visitantes de Cartagena son las Islas del Rosario, un complejo de islas coralinas cercanas a la costa y de fácil acceso en barco. Por la mañana nos dirigimos al muelle turístico, desde donde salen los barcos que hacen esta ruta, y contratamos uno llamado “Lizamar”. Sin leer los comentarios de tripadvisor, nos lanzamos a la aventura con este barco (que salió con hora y media de retraso) y al que subían turistas de una forma completamente desordenada y de manera muy brusca. Ya la gente comenzó a molestarse desde ese momento, lo cual no prometía nada bueno. Después de partir, empezó a tomar una velocidad exagerada, a lo que la “tripulación” alegaba

Navidades en Colombia

El viaje que comienza ocurrió entre el 25 de diciembre de 2018 y el 6 de enero de 2019. Decidimos, esta vez, pasar la noche de navidad con la familia de Vero y encontrarnos en Colombia con mis padres para dar una pequeña vuelta por el país. En esta ocasión aproveché para conocer dos zonas que aún no había podido visitar: la costa caribeña y el eje cafetero. Yo volé desde Quito, solo, porque a Vero no le dieron vacaciones hasta dos días después, para encontrarme en el aeropuerto de Bogotá con mis padres, y desde allí, juntos, volar hasta Cartagena de Indias. Llegamos bien entrada la noche, por lo que nos fuimos directos a dormir y no empezamos nuestra

Subiendo al glaciar en el Cotopaxi

Un fin de semana cualquiera, más concretamente el del 8-9 de Diciembre de 2018, nos fuimos Vero, Mario y yo hasta el Cotopaxi. Aunque había ido varias veces a este Parque Nacional, nunca había subido caminando hasta el refugio, y mucho menos hasta los pies del glaciar. Dejamos el coche en el parquing que está a los pies del refugio y caminamos los escasos metros que lo separan de él, por una pendiente con una inclinación pronunciadísima, que sumada a la altura, hace que uno pierda el aliento y se le salga el corazón por la boca. Una vez en el refugio, nos tomamos un mate de coca y cogimos fuerzas para caminar los 20 minutos que separan a este

Buenos Aires, un reencuentro

A Buenos Aires siempre se vuelve. Esta ciudad me encanta, fue donde puse el pie por primera vez en Latinoamérica y la llevo en el corazón para siempre. Una ciudad inmensa que me recuerda a un Madrid extendido y que siempre me pide volver. Podría pasar días, meses y años paseando por sus miles de calles, disfrutando en sus cafeterías y contemplando cada detalle en sus fachadas. Llegué en el buquebus desde Colonia, y Andrea, muy amablemente, me hospedó en su casa. Por la mañana (solo tuve un día para pasear) me dirigí al centro y paseé por la avenida Corrientes, la 9 de Julio y Santa Fé. Estuve paseando también por las calles aledañas al teatro Colón hasta que